CUANDO ESCUCHARNOS TAMBIÉN ES SORORIDAD

CUANDO ESCUCHARNOS TAMBIÉN ES SORORIDAD

> EDITORIAL

En el momento exacto en el que Rita Segato levantaba el micrófono y pronunciaba la primera palabra de su conferencia, un grupo de militantes del feminismo local  levantó su voz con cánticos de apoyo al aborto, al tiempo que exhibía imágenes del Senador José Alperovich, del Gobernador Juan Manzur y de su vice Osvaldo Jaldo, todos contrarios a la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE). La escena parecía pertinente pues la conferencia de la prestigiosa antropóloga  tenía lugar en la sede del PJ tucumano, partido al que representan los funcionarios anteriormente mencionados. Muchxs pensaron -“Se lo merecen. Éstas son las consecuencias de no entender que la Ley IVE no sólo es un derecho de las mujeres, sino una apremiante deuda de la salud pública en nuestro país”-  Las manifestantes solicitaron un minuto de silencio por las dos recientes muertes debido a la práctica del aborto clandestino, luego del rechazo a la ley por parte de la Cámara Alta el día 8 de agosto próximo pasado. Transcurrido ese tiempo simbólico que la audiencia acató en un todo de acuerdo, la especialista en temas de violencia de género intentó recomenzar su discurso, pero el tumulto se lo impidió nuevamente al volver a levantar la voz.
Éste fue el punto en el que comenzaron a evidenciarse problemas en la logística de la manifestación pues ni Alperovich, ni Manzur ni Jaldo se hallaban en  la sala la cual, paradójicamente,  estaba repleta de personas que sobrellevan arduamente   la contradicción de pertenecer al mismo partido que aquéllos porque adhieren tanto a la Ley IVE como a las demandas feministas en su conjunto. Prueba de esto, era la presencia de Rita Segato.
Se trató pues, de una manifestación de mujeres feministas (quizás de un partido político) ante un grupo de feministas (quizás de otro partido político) de manera que la fricción se desplazó desde las demandas por la IVE, al derecho (o no) de asumir su plena defensa por parte de militantes que pertenecen al mismo espacio de quienes votaron en su contra. En efecto, el grupo que se presentó en el auditorio “Miguel Ángel Estrella”, enrostró a lxs feministas presentes por las acciones de aquellos hombres, cuestionándoles el derecho a habilitar un espacio para la búsqueda, el debate y la deconstrucción del feminismo al interior de su propio partido.  Toda escucha fue negada al tiempo de que el grupo se retiraba airadamente gritando -“¡la dirigencia peronista es femicida!”- .

La auto- arrogación como autoridad moral para señalar el camino  a sus propixs compañerxs  de ruta, parece un desatino  sólo  profundizado por la  auto-convicción de que el sentido de la protesta  se hallaba iluminado por una Verdad esencial, por lo tanto trascendente, universal y necesaria. Sin embargo,  creemos que el hábito (patriarcal) de tomar al todo por la parte tiene su correlato con la negación (patriarcal) del carácter contingente y multívoco de toda construcción de conocimiento.

En ese camino sin certezas absolutas, tanto dentro del peronismo como dentro de cualquier otro partido o agrupación política, el feminismo reclama  su derecho a crear espacios para pensarse mediante  procesos, prácticas, epistemes,  realizaciones  y  modos de intervenir en el mundo con el fin de analizar y superar las contradicciones que aún lo afectan. Es decir que, de una manera radical o sutil, el patriarcado contra el que luchamos nos recuerda que nosotrxs, desde nuestras diferentes identificaciones ideológicas, áreas de saber, lenguajes, clases sociales o lugares geográficos no pertenecemos a un todo unívoco, llano y transparente. Para ello, si no la amorosa sororidad,  el feminismo reclama al menos la tolerancia de sus pares de cualquier agrupación a lxs que convoca a realizar sus reclamos en presencia de los responsables y a argumentar críticamente en debates como el que, en la sede del PJ de San Miguel de Tucumán,  contara con la presencia de Rita Segato.

Los escraches son un último recurso. Cuando las voces son silenciadas, no hay democracia y no hay justicia. El debate de la IVE mostró que tenemos otras herramientas más poderosas para construir un mundo más justo. No nos comemos a los caníbales para acabar con ellos.