PERONISMOS

PERONISMOS

Entre las categorías atribuidas al peronismo, Carlota Beltrame nos acerca algunas otras, apuntes y observaciones a partir de los cuales propone una perspectiva de análisis, quizás nueva, de la escena política local. Y pregunta: “los intelectuales ¿dónde están?”. El opresor no tendría tanto poder si no tuviera cómplices entre los oprimidos.

 

 

PERONISMOS

Por Carlota Beltrame

 

“El silencio de los intelectuales me aterra.”

Pierre Bourdieu

(A Pedro, cuyas charlas y consejos me ayudan a pensar Tucumán, el lugar en donde ahora vivimos)

 

 

El peronismo ha sido estudiado desde muchísimas perspectivas y considerarlo como un significante vacío es otra posibilidad de análisis. En efecto, un “significante vacío” es, en sentido estricto del término, un significante sin significado; pero este hueco sólo puede darse si existe una suspensión de la estructura original del signo, de manera que esta tregua habilita un significante que no ha clausurado sus posibilidades de lectura y que por lo tanto siempre pueda actualizarse con nuevos contenidos.

A lo largo de su historia, el peronismo se ha ido vaciando y llenando sucesivamente de significaciones porque más que un partido es un movimiento y como tal es un campo de disputas por la supremacía ideológica que tanto puede ser de políticamente de izquierdas, como de derechas; económicamente ortodoxa como heterodoxa; socialmente conservadora como progresista. Pero estos pares de opuestos a su vez son capaces de convivir sin mayores problemas en el aquí y el ahora; pensemos por ejemplo en Oscar Ivanissevich, Ministro de Educación durante el primer gobierno de Juan Domingo Perón cuyo concepto de la cultura[1] hoy hace estremecer a las cabezas más fanatizadas. Paradójicamente, durante su ministerio, pero conducida por el peronista Horacio Descole, la Universidad Nacional de Tucumán (UNT) eclosionó definiendo un perfil científico, tecnológico y artístico de vanguardia por aquellos años, no sólo para nuestra provincia y el país, sino para toda América Latina. Concentradas en un mismo fenómeno político, son tantos los ejemplos de convivencia promiscua entre vanguardia y retaguardia que se impone hablar de “peronismos”, en plural, más que de una concepción única de este movimiento que, entre sus muchas cualidades se distingue por su vocación frentista, esto es, por armar alianzas con diferentes sectores políticos[2].

Muralismo en Bar Viva Perón, Tucumán. César Carrizo, 2019.

El triunfo de la fórmula integrada por Juan Manzur y Osvaldo Jaldo en las recientes elecciones de nuestra provincia es, quizás, un ejemplo contemporáneo de esa paradoja pues pocas veces un peronista manifiestamente conservador ha recibido el apoyo de amplios fragmentos de la población identificada con el progresismo, el cual, es justo decirlo, acompaña a Manzur y a Jaldo a través de unas pocas pero interesantes figuras que encarnan un ideario de avanzada. Así, a pesar de que ambos dignatarios dieran sobradas muestras de un pensamiento visiblemente retrógrado en materia de temas vinculados con los derechos civiles; hombres y mujeres a favor de la legalización del aborto, defensores de los temas de género y miembros de la comunidad LGBT+ los votaron sin demasiadas vacilaciones.

 

A cualquier costo, atravesando todos los sectores y convertido en sentido común, primó el argumento acerca de las ventajas de preservar al peronismo en nuestra provincia. Pero la pregunta es, ¿cuál peronismo? o mejor dicho, ¿qué ventajas, de cuál peronismo? Estas demandas adquieren sentido si, paralelamente pensamos que a la certeza de aquellas prerrogativas se le sumaba el vaticinio de peligros como el de favorecer a Cambiemos con un voto equivocado, sin medir así, que los efectos colaterales de este argumento consolidaba (consolidó) una versión del peronismo local distanciada del progresismo de los Fernández y más aún de los proyectos y logros que en materia de derechos se discutieron y robustecieron durante la etapa kirchnerista. En efecto, aunque las dictaduras del 66 y del 76 hayan terminado por quebrarla, puede decirse que la matriz de la sociedad tucumana se ha vuelto muy conservadora; sin embargo, los gobiernos tienen la capacidad y la oportunidad de tomar medidas que alienten o desanimen ese rasgo. Por desgracia, en nuestra provincia durante los últimos años se ha favorecido un contexto ideológico que promovió la aparición de ideas inequívocamente de derechas y el resultado ha sido el crecimiento exponencial de las fuerzas más conservadoras entre las que se destaca el propio bussismo, cooptando votos que antaño pertenecían al peronismo y sus alianzas[3]. Como se sabe, en la esfera de lo político, los espacios, las acciones y las presencias también son arquitecturas simbólicas no sólo porque dan visibilidad, sino porque legitiman. Valga como ejemplo la presencia del gobernador Juan Manzur y la de su Vice, Osvaldo Jaldo, quienes legitimaron e hicieron crecer las demandas de su propia oposición al asistir convocados por ésta, a una marcha en contra de la ley para la Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE)[4].

Luchas como la legalización del aborto, la educación pública laica o la separación de la iglesia de los asuntos de Estado se enmarcan en tensiones que se dan alrededor de valores que se asumen como contemporáneos, abiertos y universales en el sentido de que pueden ser compartidos y adoptados para la mejoría, la inclusión y la integración de los pueblos; en contraste con valores atávicos, particulares, excluyentes y cerrados sobre sí mismos por legitimarse sólo en un ámbito que no excede la provincianía[5]. Tales tiranteces se rigidizan aún más cuando los “universalismos” y los “particularismos” se tornan extremos, definiendo así fracciones que se ubican en uno u otro lado, es decir, enfrentando a progresistas versus conservadores. Pero la contradicción será más aguda para las partes según se encuentren bajo la misma seña identitaria, en nuestro caso, la del peronismo y sus alianzas.

Muralismo en Bar Viva Perón, Tucumán. César Carrizo, 2019.

Sabemos que la identidad sólo puede pensarse como una entelequia lógico-matemática pero que en la vida real y cotidiana no existe ni puede existir. Por lo tanto, la identidad peronista tampoco. Lo que existen son las identificaciones que, como los contenidos de un significante vacío, siempre son coyunturales y cambiantes. Así pues, en Tucumán un peronismo (conservador) relegó al otro (más progresista) no porque se hallara próximo a un peronismo más puro, bueno, verdadero e idéntico a sí mismo, sino porque su capacidad de incidencia en la esfera social contaba con amplias ventajas por hallarse en el ejercicio del poder. Entonces, ¿cuáles son las identificaciones que, de un modo u otro movilizaron al progresismo tucumano alrededor de figuras con trayectorias como las de Manzur y Jaldo?

Veamos: las identificaciones responden a condicionantes que son culturales. Dicho de otro modo, uno de los objetivos propios de la cultura no es crear y favorecer el consumo de productos de cierta excelsitud, sino la de generar inclusión, sentido de pertenencia, esto es, identificaciones. Entonces, si la cultura es un fenómeno situado dentro de una diversidad de productos humanos que incluyen añadiduras, intercambios, conocimientos, problemas colectivos y proyectos socioculturales que terminan por moldear intuiciones sobre las maneras de habitar el mundo, o mejor aún, sobre las maneras de dar forma a un mundo, podemos afirmar que la política y sus derroteros conforman una parte orgánica de la cultura. Son pocos los partidos o movimientos que, sin embargo, terminan por incorporarse al legado subjetivo cultural de los pueblos, como lo ha hecho el(los) peronismo(s) en nuestro país. Esto implica una identificación peronista de las mayorías demográficas que no sólo es política, sino cultural y que por lo tanto garantiza su fidelidad al acoger sistemáticamente las propuestas surgidas en el seno del partido, por variopinto que sea su origen. El objetivo, en cambio, será siempre igual: mantener unido al movimiento como un interés en sí mismo, tan férreamente, que no importa cuánto se aleje de lo que una comunidad verdaderamente necesita. Bajo estas circunstancias, la identificación de la fórmula Manzur-Jaldo con una imagen unívoca del peronismo (pero ¡ay!, con más de un “particularismo extremo”) fue general e inmediata.

Muralismo en Bar Viva Perón, Tucumán. César Carrizo, 2019.

Así las cosas, armar un camino por afuera será una tarea ciclópea, de éxito incierto como lo demuestra el desempeño de la fórmula Alperovich/Mirkin que, ofreciendo una perspectiva laica y más progresista en materia de derechos civiles, así como un vínculo de alta data con el kirchnerismo, estuvo lejos de convencer a las mayorías. En efecto, -“los peronistas tienen un gran pragmatismo y saben que cuando hay elecciones, su deber es ganarlas. A eso, en el peronismo lo sabe todo el mundo. Puede ser que otros partidos lo ignoren, pero la primera verdad del peronismo es ésa”-, afirmó en su columna [6], al día siguiente de nuestras elecciones

Debemos asumir la capacidad política que, justificadamente, aún retiene la versión conservadora del peronismo que hoy representa el binomio Manzur/Jaldo. Pero esperamos que esa capacidad esté lejos de ser absoluta y en este sentido la progresía tucumana peronista asuma que debe hacer una lectura más sofisticada acerca de las posibilidades reales de consolidación que tienen las conquistas a las que aspira y de los límites que estos encuentran merced a sus propias decisiones.

Para terminar, permítanme citar un párrafo de la antropóloga (peronista[7]) Rita Segato, que ilustra cómo nos conducimos quienes nos identificamos con el progresismo y el lugar al que relegamos las luchas por nuestros derechos cuando priorizamos lecturas voluntaristas e idealizadas de nuestros dirigentes:

¿Debemos continuar teniendo fe en las instituciones modernas si siempre nos traicionan? Se hace necesario pensar por fuera de la historia del patriarcado porque, ¿cómo hemos podido permitir que minoricen nuestras demandas dejándolas siempre para el futuro? Es un chantaje de los caciques, de los líderes políticos y de los hombres negros y también de los indígenas eso de decirnos a las mujeres -‘primero vamos a resolver nuestros problemas (…), después, cuando tengamos eso resuelto, recién atenderemos los problemas de género’. Quieren decirnos entonces que esos son problemas menores. Ahí está el patriarcado y su construcción de minorías, y lo hemos acatado en el seno mismo de los feminismos. Es incomprensible … ¿cómo hemos podido asumir y justificar la minorización de la cuestión de género, del tema de las mujeres, de las sexualidades no normativas, de todo lo que es interpretado en desacato con relación a la norma no patriarcal? Mi respuesta es: porque como el capitalismo, el patriarcado se ha adueñado del sentido común[8].

 

 

BIBLIOGRAFÍA

  • ACHA, Juan. Arte y sociedad en latinoamérica (1979) Fondo de Cultura Económica. México
  • LACLAU, Ernesto. Misticismo, retórica y política (2000) Fondo de Cultura económica. Buenos Aires.

[1] Entre otras cosas, Ivanissevich había afirmado: “Entre los peronistas no caben los fauvistas, los surrealistas y menos los cubistas y abstractos. Peronista es un ser de sexo definido, que admira la belleza con todos sus sentidos”-. 1949. S.N.B.A.

[2] Recordemos que el propio peronismo suele llegar al poder desde un panperonismo conformado por alianzas como lo fuera el FreJuLi (1973), el Frente para la Victoria (2007, 20011, 2015) y el actual Frente de Todxs.

[3] En 2011, la fórmula Alperovich/Manzur (FpV) ganó por el 72,79%; en 2015, la de Manzur/Jaldo (FpV) obtuvo el 51,64% de los votos siendo re-electa por el 50,29 % de los votos. Vale decir que el porcentaje de votos paulatinamente perdidos se distribuyó entre “Acuerdo por el Bicenterio” (conformado por la Alianza Cambiemos) en Tucumán, con el 40% de los votos (2015) y “Vamos Tucumán (también cambiemita) con el 20,02% y Fuerza Republicana con el 13, 32% (estás últimas en las elecciones de 2019).

[4] El 5 de agosto de 2018.

https://labarbarie.com.ar/el-gobernador-juan-manzur-encabezo-la-marcha-en-tucuman-contra-el-aborto-legal

https://infotucuman.com/el-gobernador-manzur-marcho-contra-la-ley-de-aborto-en-tucuman/

http://www.eltucumano.com/noticia/actualidad/250193/multitud-marcho-contra-despenalizacion-aborto-tucuman y otros.

[5] El 2 de agosto de 2018, la H. Legislatura liderada por Osvaldo Jaldo, declaró “provincia provida” a Tucumán, por 39 votos contra sólo cuatro. https://viapais.com.ar/tucuman/528967-tucuman-fue-declarada-provincia-pro-vida/

[6] Horacio Verbitsky, Massa acordó con Alberto Fernández y Cristina Kirchner. 10/06/19 https://www.youtube.com/watch?v=-xCHA8tSVzg&t=274s

[7] Rita Segato, Encuentro de geohistoria con Rita Segato. Parte 2 https://www.youtube.com/watch?v=NB18dRTKqZA

[8] Rita Segato, I Ciclo Feminismo a Grolos. Conferencia de Rita Segato. Ler o presente a partir do mandato da masculinidade e a pedagoxía da crueldade. 16 de octubre de 2017. Salón de actos del Centro Universitario de Riazor. https://www.youtube.com/watch?v=ye-E4CeT49s&t=2933s


Carlota Beltrame
Artista visual tucumana, Doctora en Artes, docente e investigadora universitaria. Ha realizado tareas de gestión cultural independientes patrocinada por instituciones locales, nacionales y del exterior. Becaria en la Facultad de Artes de San Carlos (Valencia, España 1993), en el Taller de Barracas por la Fundación Antorchas (1994-1996) y por la DAAD en la Kunstakademie Düsseldorf (Alemania, 1996-97) entre otras instituciones. Escribió numerosos textos de análisis sobre su escena artística entre los que se destaca su libro “Manual Tucumán de arte contemporáneo” con el que actualmente se estudia el arte moderno y contemporáneo de su provincia. Recibió numerosos subsidios del FNA y ha trabajado con artistas y personalidades como Guillermo Kuitca, Claudia Fontes, Juan Acha, Américo Castilla, Mauro Herlitzka, Gabriela Salgado, Guillermo Gómez-Peña, Kevin Power, Washington Cucurto, Gustavo López, Ticio Escobar, Tania Bruguera, Aldo Ternavasio o Sigurdur Gudmundson. Sus obras se encuentran en numerosas colecciones, entre las que se destingue la del Museo Nacional de Bellas Artes (MNBA). Primer Premio del Salón Nacional de Artes Visuales 2018.

Imagen de tapa: Daniela JOZAMI, 17 de octubre. Óleo s/hardboard. 1,20 x 2,00 m. 1988. Salón de los Pasos Perdidos. Congreso de la Nación. CABA