Manolo Alonso

Manolo Alonso

Soy Manolo Alonso, músico percusionista. Vengo de una familia numerosa, donde el arte estuvo siempre muy a flor de piel. Por ejemplo, con mis primos y tíos jugábamos, hacíamos obras de teatro, cantábamos, hacíamos música. Varios de mis tíos son músicos también, por lo que siempre estuve empapado de música.

No me gustaba la escuela, así que dejé el colegio, rendí libre y desde muy chico me metí a trabajar como luthier. Hice 12 años de Luthería; construí y restauré guitarras, violines, charangos, violas, chelos. Era ayudante de mi hermano, él es luthier recibido. Después, por medio de la capoeira angola, que es un arte, danza y lucha -guiadas por los instrumentos musicales, por el canto, por los movimientos de animales-, me enganché con la parte musical y empecé a tocar el birimbao, a cantar en portugués y a tocar el atabaque.

Y a partir de ahí me empezaron a llamar para integrar grupos de música… Estudié un poco de guitarra, estudié canto y a la parte percusiva la hice de manera autodidacta. Fui explorando, tenía facilidad para la enseñanza. Supongo que por la crítica que yo mismo le hacía a la educación, terminé enseñando como me hubiera gustado que me enseñen a mí. Y desde ese lugar doy mis clases.

Hoy en día enseño en una escuela de arte popular; pude llegar a generar mi espacio, mi estudio, y así pude dar talleres, clínicas en lugares culturales o en el Conservatorio. La idea de generar está siempre, organicé 3 encuentros grandes de percusión… Aunque fui autodidacta, pude llegar inclusive hasta a concursar cargos. Creo que el hecho de dedicarle pasión a lo que uno hace, te puede llevar a donde uno quiera…

¿Qué es lo que me preocupa con respecto a lo que hago? Es un tema muy amplio… Yo me considero músico y soy un defensor del trabajo del músico, tomado como cualquier otro trabajo. Y creo que eso a veces es algo que a los músicos -hago una autocrítica general-, nos cuesta, porque es un arte muy ligado a la pasión, al hobby, a lo que uno quiere hacer, a lo que a uno le gusta… Y el trabajo, a veces, tiene esa otra parte, que es hacer algo que por ahí uno no tiene tantas ganas e igual lo tiene que hacer. Pienso que ahí radica uno de los mayores problemas que tenemos los músicos: eso de “profesionalizar” la música. Nos cuesta ponerle un precio a nuestro trabajo, nos cuesta cobrar. Esto es un problema, ya que los músicos tenemos la necesidad de que se nos valore más, pero a veces nosotros mismos no valoramos el trabajo que hacemos. A veces vamos gratis a tocar y a veces queremos cobrar mucho. Esto ocasiona que muchas veces no nos podamos juntar, no estamos muy unidos. Pero por suerte está la Ley de la Música, aunque todavía no está estructurada, no tenemos subvenciones por salas, como tiene la gente de teatro. Pero se está dando una lucha grande en ese sentido. Aquí en Tucumán se está empezando a notar y creo que esto va a dar frutos.

Todo eso está relacionado con la valoración que tiene uno, pero con una valoración más humilde, como cualquier otro trabajo, como cualquier otra persona… A veces hay como una sensación de que somos seres especiales, iluminados, y en realidad los seres especiales e iluminados están en todos lados, no sólo en los artistas; hay gente que tiene ángel y no es necesario que sea artista. Por suerte uno puede disfrutar y llegar a vivir de lo que hace y dedicarle tiempo a esto, que es tan lindo.

Toqué con varios grupos. Toqué, dirigí y coordiné grupos como Late Raza, el Ensamble, Encontraseña, La Negra Jam, y también toqué en algunos festivales placeros. Participé, por ejemplo, en el reciente Carnaval de Yerba Buena con Masacote. Mi viejo decía “los grupos están hechos para desarmarse”, y creo un poco en eso. En realidad, creo mucho en la potencia de los grupos, pero opino que hay que entenderlos como un medio para lograr muchas cosas. Esa es la importancia que tiene el grupo: es más difícil llegar solo. Y a la vez te hace enriquecerte con otras miradas críticas y con otras formas de hacer las cosas. Eso te hace crecer un montón y yo creo mucho en ese proceso, lo remarco mucho como un proceso.

Creo que venimos solos y nos vamos solos, entonces siempre está la parte individual pesando en cada uno, y no creo que esté mal, es el crecimiento personal, que trata de aparecer. Creo sobre todo en eso, en esa energía, me parece que eso es lo que más me hace confiar en la gente y armar grupos. Tuve varias experiencias trabajando con músicos profesionales y con alumnos, y todos tenían mucha energía para dar.

Creo en esa energía que nunca se acaba, que se potencia. Y desde ahí fui construyendo muchas veces distintos grupos, donde pudieran convivir muchas personas, sin importar tanto a qué se dedicaban, sino la energía que pudieran poner. Confío en esa energía que potencia el aquí y el ahora: en el estar presente.

Siempre les he dedicado pasión y energía a los grupos que fui armando. Sin pasión no se puede hacer nada. Sin pasión, ni sin trabajo. Creo mucho en eso. Y desde un lugar humilde ir construyendo, no importa donde uno esté. Creo en la dedicación, en el hacer y en el ser humano. Intento bajarlo más a tierra siempre, intento que los artistas nos volvamos más trabajadores y valoremos más a las personas y no tanto a lo que hace cada uno. Por ahí va la cosa…

En cuanto a mis proyectos, ahora estoy justo inaugurando en Yerba Buena un espacio interdisciplinario, un lugar que se llama Ciranda, que mezcla distintas ramas del arte y la salud. Es un lugar donde puede funcionar cada disciplina por su cuenta y a la vez podemos trabajar en conjunto, y eso me parece que es básico. Hay mucho respeto a lo individual, pero también a la unión, a armar algo entre muchos; eso tiene mucho potencial y es mucho más fuerte. Creo en esa construcción de la unión, pero respetando la individualidad, respetando lo que cada uno quiere y tiene para dar. Ese es mi proyecto: que sea un lugar donde puedan ir chicos, jóvenes y adultos, donde pueda ir la familia también… y ya se está dando así. Van alumnos que llevan a sus hijos, por ejemplo; y a la vez es un lugar para hacer muestras, y para que canten y toquen chicos y grandes. Por ahí va la cosa…

Al mismo tiempo, estoy armando mi propio grupo; después de tantos años de tocar con distintos grupos, me voy a dedicar a darle un poco más de espacio a lo mío, a lo que yo compongo. Creo que eso es lo que me va a llevar a seguir mi camino…

Muchísimas gracias por esta entrevista y vamo’ ahí!

 


Más información y créditos de algunas fotos en:

Facebook: Manolo Alonso | Ciranda: @cirandarteysalud