DICIEMBRE CALIENTE Y DEMOCRACIA SEMICOLONIAL

DICIEMBRE CALIENTE Y DEMOCRACIA SEMICOLONIAL

Allí donde otros hablan de democracias de “baja intensidad”, Daniel Yépez no duda en hablar de “democracias semicoloniales” ya que, como se sabe, el poder hoy se concentra en los mercados antes que en la política. En su estilo apasionado, el autor explica y fundamenta su apuesta a la movilización popular orgánica como una única respuesta a esta perversión del capitalismo tardío.

 

 

DICIEMBRE CALIENTE Y DEMOCRACIA SEMICOLONIAL

El combate popular hizo añicos la hipocresía macrista. Parte II

Por Daniel Enrique Yépez

 

Las democracias semicoloniales en la era del mercado

En nuestro pasado reciente y proyectándose a la actualidad, los peores casos de dictaduras de mercado, recubiertas por “democracias” desfiguradas, prebendarias, clientelares, despolitizadas y arrodilladas ante el capital extranjero, fueron el menemismo, el delarruismo y el macrismo. Herencias putativas de los años de plomo, las dos primeras fenecieron abrasadas por los fuegos rebeldes del 2001, cerrando trágicamente la segunda década infame del siglo XX. Siguiendo ese continuum histórico retro-degradante la república macrista abreva ideológicamente en ambos engendros pues, mientras apalea sin piedad al pueblo argentino y destruye el Estado, reivindica y libera genocidas. Pero cuidado con las simplificaciones lineales. Si bien por sus esclerosadas arterias circula el miasma putrefacto proveniente de dos genocidios ‒el político del 76 y el económico de los 90‒; el macrismo expresa una síntesis superior, concentrada y perversa de nuevas formas de dominación, gestadas desde los centros de poder mundial para el nuevo milenio.

Es la ramificación e islote sudamericano de un megaimperio comandado por una “lumpen-burguesía” financiera apátrida, que sobrevive con bajas tasas de crecimiento productivo, parasitando sobre el resto del mundo. No busca instaurar una jerarquía mundial estable como lo hicieron las burguesías imperialistas de fines del siglo XIX, reproduciéndose en el largo plazo; sino depredar recursos naturales, rapiñar capitales, degradar estados, apropiarse de lo público y destruir defensas sociales periféricas, desarrollando ofensivas desintegradoras de identidades nacionales y culturales.

Cristian ROBLES. De la serie Matadero. Fotografía digital full color. Medidas variables. 2013

Sus formas de violencia material y simbólica se sustentan en una constelación de acciones y organizaciones públicas y secretas, estatales y privadas, guiadas por los principios de la guerra de cuarta generación. Tácticamente, a nivel global, utilizan indistintamente mercenarios o intervenciones militares directas ‒como en Siria‒, en combinación con una sostenida campaña de desestabilización política, golpes mediáticos y económicos ‒como en Venezuela‒ y una constante represión interna. Estas acciones se coordinan con operaciones clandestinas, redes mafiosas, atentados, sabotajes, suciedades mediáticas, diplomáticas, judiciales, electorales y financieras, a las que se suman actividades ilegales (trata de personas, narcotráfico, lavado de dinero, evasión impositiva, corrupción policial, etc.), destinadas a colonizar mentalidades y caotizar espacios periféricos con el fin de saquearlos.

Forma prolongada de golpe blando, coherente y funcional a los tiempos del despojo, donde la revolución de las privatizaciones (esencia del modelo civilizatorio neo-neo) logró que el uno por ciento de la población concentrara la riqueza mundial, apropiándose de los bienes esenciales y recursos estratégicos del 99 por ciento restante.

Esta selecta cofradía de sanguijuelas sin patria ni fidelidades, decadente manifestación del lumpen-imperialismo que parasita al mundo, se ha propuesto succionar hasta la última gota de la riqueza material y espiritual de nuestro continente, único espacio geopolítico mundial que preserva los mayores reservorios naturales y potencialidades estratégicas para la vida humana, a pesar de quinientos años ininterrumpidos de saqueo.

 

La dictadura macrista es sinónimo de golpe blando

Al igual que nuestros hermanos latinoamericanos que intentaron seguir un camino de emancipación nacional y social, como Cuba, Venezuela o Bolivia por ejemplo, nosotros somos víctimas de una prolongada guerra de cuarta generacióncon particularidades propias‒ desatada abiertamente en 2009, después del conflicto con “el campo”. Desde entonces los poderes fácticos del bloque oligárquico-imperialista (el latifundio, la banca, la corpo mediática, la rosca judicial y la partidocracia venal) conspiraron diariamente, invadiendo subjetividades y manipulando la conciencia social, política y electoral de la población, con el fin de restaurar el orden semicolonial.

Logrado ese propósito, la “revolución de la alegría” mutila toda disidencia y su democracia es una fachada de cartón, sostenida por variopintos sectores de una multitud alienada, a la cual sólo le espera ‒después de entregarle el voto‒, un creciente empobrecimiento sin derechos. Hacer efectivo el latrocinio institucionalizado que practica requiere utilizar discrecionalmente el aparato represivo, complementado con una sistemática campaña de manipulación mediática, estupidización televisiva, persecución judicial, fraude electoral, estampidas de precios, tarifazos y terrorismo económico. Violencia social traducida en pobreza y desocupación, cierres de fábricas, despidos masivos, conculcación de derechos, persecuciones, censura y también desapariciones ilegales y viles asesinatos, como los de Santiago Maldonado y Rafael Nahuel.

Cristian ROBLES, Matadero. Fotografía digital full color. Medidas variables. 2013

Su nauseabundo halo de miseria y muerte se nutre de asaltar sindicatos, maltratar opositores, garrotear y gasear trabajadores, encarcelar sin juicio previo, torturar pueblos originarios para despojarlos de sus tierras y acosar a las madres del dolor, pero no termina ahí: este gobierno carga sobre sus espaldas la negada muerte “accidental” de 43 gendarmes en Salta y la atroz inmolación de 44 marinos, otra impune y horrible humillación a las que nos someten los filibusteros anglosajones invasores de las Malvinas. Este gravísimo casus belli, ocultado a la ciudadanía y des-tratado por la prensa amarilla y los funcionarios del régimen, con la perfidia propia de psicópatas indiferentes a sus inescrutables destinos, no es maldad o impericia. Sino el correlato lógico de su felonía política y del desprecio ideológico que sienten por la Patria emancipada, la integración territorial, la protección de nuestras fronteras y la soberanía política y económica que sobre el mar epicontinental, sus archipiélagos meridionales y los dominios antárticos debe ejercerse sine die desde el poder central de la nación.

Cualquier similitud entre los marinos “desaparecidos” en las gélidas profundidades del Atlántico Sur y los secuestrados, arrojados en estado de indefensión y eviscerados, después de atroces tormentos, a las turbias aguas del Río de la Plata por la dictadura asesina, no es mera coincidencia. Es parte del programa de gobierno y de la desvergonzada hipocresía política que porta en sus genes esta revolución amarillenta.

Desde ese lugar, es sabido que el despojo de las conquistas políticas, sociales, laborales, previsionales, de género y multiculturales, logradas con sangre, sudor y lucha por el pueblo argentino, no cierra sin represión.

De ahí que las heroicas jornadas de combate popular contra la reforma laboral y el saqueo a los jubilados, no sólo mostraron el camino de resistencia a seguir, sino también el modo en que el velo de su inmunidad mediática-electoral comenzó a rasgarse en las calles. Sobre todo, después de militarizar el Congreso Nacional y repartir a mansalva palos, balas, gases y cárcel a transeúntes y manifestantes. Todos eran sospechosos. Todos salvajes y todos “negros choripaneros y planeros”. La aplicación de ese estado de sitio infame y arbitrario comenzó el socavamiento de su base electoral y de su hegemonía de sentido, pues miles de sujetos “cautivos de la imagen”, decepcionados penetraron al odioso territorio del desencanto, luego de observar cómo la hipocresía macrista se hacía añicos.

El debate parlamentario, necesario complemento de la pueblada, puso a los mejores legisladores del campo nacional- popular a la cabeza de una confrontación encarnizada, esclarecedora y pedagógica. Sirvió para sentar precedente de que es posible sustituir la dictadura de las frases hechas, los significantes vacíos y la colonización de los sentidos comunes, por argumentaciones claras y contundentes. Este escenario, de fuerte contenido educativo para el pueblo, rompió el blindaje mediático y la cotidiana manipulación subjetiva que la impunidad gobernante construyó en derredor.

Del mismo modo, su inútil caterva parlamentaria presta a levantar sus manos regordetas y de uñas largas, cuando se trata de vender la patria, castigar al pueblo y engordar culos y billeteras, también quedó expuesta. El cretinismo parlamentario de los petit felons, que haciéndose pasar por legisladores del campo nacional, traicionaron el mandato popular votando con el enemigo, también se desenmascaró. No crean que estas agachadas se olvidarán fácilmente. Más pronto que tarde, llegará el tiempo de ajustar cuentas.

Asimismo, en el recinto se plasmó la miserabilidad política de los gobernadores agrupados en la “liga federal”, patética corte de los milagros integrada por una runfla genuflexa de pedigüeños reyezuelos ‒de ínsulas ignotas‒ para el régimen. Traicionando lealtades, mordiendo la mano de quien les dio de comer y desconociendo la jefatura del movimiento nacional, ordenaron a sus legisladores votar contra el pueblo. En vez de seguir el ejemplo del mandatario puntano, son la cínica expresión de un “peronismo” reaccionario, conservador y menemenizado, que claudicó ante este plan de recolonización nacional, sin resistencia. En el afán de defender sus patéticos intereses personales, creen que haciendo buena letra y arrodillándose ante sus amos la sacarán barata. Insisten con esta política suicida, sacrificando al pueblo que los votó y a sabiendas que el macrismo los desprecia, pues sirven mientras sean funcionales a la liquidación de la Nación. Cuando sean un lastre inútil, los arrojarán al basurero de la historia como limones exprimidos. Como es sabido, a los obsecuentes el poder los desprecia y a los tibios los vomita Dios.

 

Concluyendo

El duro escenario callejero donde la hipocresía macrista se hizo añicos, dejó algunos aprendizajes:

  • A “Cambiemos” aún le queda resto electoral y político, a pesar de que entraron en crisis su hegemonía de sentido y su blindaje mediático y de que su capital electoral se diluye por el sumidero de la represión indiscriminada.
  • La movilización popular marca el camino de lucha, pero es un punto de partida. Debe transformarse en el factor catalizador que reagrupe y organice el campo nacional- popular, en camino hacia una construcción política alternativa.
  • Para que esto sea posible debe generar un proceso de reflexión teórica y revisión crítica sobre los principios fundamentales, tareas inmediatas, potencialidades, debilidades y proyección estratégica del movimiento nacional.
  • Debe convertirse en precedente fundamental para sentar las bases de un gran frente nacional antiimperialista, que no sólo se exprese como fuerza electoral coyuntural, parlamentaria, sindical, docente, estudiantil, etc., para hacer respetar derechos y preservar la república.
  • Transformarse en el arma estratégica que embista al bloque oligárquico-imperialista dominante, cuya lacra de cipayos y ceos asaltan el Estado y envilecen la Nación.
  • En este marco, el tema de fondo no pasa por creer ingenuamente que “vamos a volver”, elecciones mediante. Eso no va a ocurrir, ni nos van a dejar, pues a estos cipayos les importan un bledo los formalismos republicanos. Mucho menos, si además cuentan con un hato de traidores, rastreros y oportunistas enquistados en el movimiento nacional.
  • Por ello debe romper definitivamente los ciclos de restauración conservadora, abriendo paso a una democracia real, que reanude un camino de emancipación nacional, industrialización auto-centrada e integración continental, hace falta debatir a fondo lo que está ocurriendo. Adentro y afuera del movimiento.

 


Daniel Yépez
Licenciado en Pedagogía, Magister en Ciencias Sociales y Doctor en Ciencias Sociales. Docente-Investigador de las Universidades Nacionales de Tucumán y Jujuy. Profesor del Nivel Terciario de Formación Docente de la Escuela Normal JB Alberdi, San Miguel de Tucumán. Contacto: dayepez@gmail.com.

Imagen de tapa: Cristian ROBLES. De la serie Matadero. Fotografía digital full color. Medidas variables. 2013