CANAL 10: LA IMPOTENCIA AUTODIAGNOSTICADA

CANAL 10: LA IMPOTENCIA AUTODIAGNOSTICADA

“Se puede esperar muchas cosas de un canal televisivo doblemente estatal y tucumano, menos que devenga comercial, privado y porteño”, dice Fernando Korstanje, el autor de este meduloso ensayo en el que, con el lenguaje y los argumentos propios de quien ha investigado profundamente el tema, señala las paradojas de un medio masivo de comunicación el cual, bajo las leyes del mercado, ha perdido el sentido de su misión original. Así, el autor nos propone una refundación de Canal 10 sobre la base de objetivos a cuya cabeza se halle la mismísima población tucumana.

 

 

CANAL 10: LA IMPOTENCIA AUTODIAGNOSTICADA

Por Fernando Korstanje

 

El problema

Asumo que los lectores y lectoras de este breve ensayo no precisan una descripción acerca de la calidad de los contenidos que se transmiten por el canal de televisión universitario y cuán escasamente reflejan la riqueza que albergan la provincia y la centenaria Universidad Nacional de Tucumán[1] (UNT). Quizás valga la pena, en cambio, hacerse una serie de preguntas elementales y tratar de responderlas con la información con la que contamos[2], recabada de diversas fuentes que incluyen entrevistas a las que amablemente accedieron sus actuales directores[3].

 

¿De quién es y quién gobierna el canal?

Canal 10 nació el 27 de junio de 1964 en la UNT como único titular de una “televisora cultural que de ninguna manera difundiría publicidad comercial”[4]. En el año 1977, manu militari, la Provincia de Tucumán le expropia un 30% de su capital accionario y se establece una sociedad anónima con participación estatal mayoritaria (SAPEM)[5].

Patricio GARCÍA. Muñecos del destino. El pasado llama a su puerta (escena). Serie televisiva protagonizada por marionetas de tela. Fotografía: Pablo Masino. 2018.

En 1998, ya recuperada la democracia, el canal se hallaba ahogado en deudas y el H. Consejo Superior cedió su operación a manos de la empresa privada New Line SA la cual, año más tarde vendió su parte al empresario Alberto Llaryora[6] a lo que la UNT se opuso iniciando acciones judiciales. En 2008, el canal se re-estatizó cuando la Cámara Federal de Apelaciones y el COMFER decidieron que la Universidad debía retener el 70% de las acciones en tanto la provincia, el 30% que ya poseía desde 1977. Llaryora entabló un juicio a la UNT y al COMFER que aún continúa.

Hay cierta leyenda que responsabiliza de la imposibilidad de gestionar un canal universitario de calidad al nefasto origen del forzado matrimonio de la UNT con la provincia. Otras voces dicen que Canal 10 es controlado por el Poder Ejecutivo debido a que el Estado Provincial es el que paga los salarios. Nada de esto es cierto, la Universidad mantiene el 70% de las acciones y designa a dos de sus tres directores, es decir que tiene dominio absoluto sobre la corporación.

¿Para qué la Provincia y la Universidad querrían tener un canal de televisión?

Un poco para mostrar logros pero mucho más para tapar críticas. La atención que la provincia prestó al canal apuntó siempre hacia el control de los noticieros y los programas de opinión. El interés de la UNT, en cambio, se centra en que el canal no genere pérdidas y pueda emitir un programa institucional universitario que difunda, de manera acrítica, las actividades de la gestión a cargo del rectorado[7]. El resto de la programación es independiente de cualquier criterio político o cultural siempre que cumpla con el requisito de mantener “sanas” las finanzas del canal. Tal el mandato que se da a los directores. Así pues, los contenidos son sacrificados ante el altar del dios mercado con el fin de justificar la manutención de un canal estatal. Lo paradójico es que este modo de razonar de las autoridades y de sus mandantes institucionales ya ni siquiera resulta extraño. Con orgullo se asume que el canal no genera pérdidas a pesar de que los noticieros de la noche deban transmitirse en horarios “porteños” que resultan muy temprano para el hábito de los tucumanos porque a las 22 se transmite Tinelli. El propio director del canal acepta que su Directorio distribuya dedicación y prioridades de la siguiente manera:

Plantear contenidos distintos, alimentados desde la diversidad de la población tucumana en diálogo con el universo, suena a utopía delirante. Avivar la discusión sobre la vida universitaria, sus elecciones en los distintos claustros, o las actividades propias de la misión universitaria no es su meta. Cualquier esbozo de propuesta o preocupación sobre el fondo de las cosas, es rápidamente devorado por el fuego de injustificables excusas que indican que el único camino posible es el de la impotencia autodiagnosticada.

 

¿Qué se ve en la televisión estatal tucumana?

Tal vez la hipótesis del primer párrafo de este artículo sea equivocada. Tal vez la población esté conforme y quienes nos sentimos avergonzados ante esta realidad tan chata sea una minoría. Quizás la población universitaria, dueña del canal, esté conforme con este estado cosas porque “siempre fue así”. En esa misma línea de pensamiento derrotista, permítaseme referir a dos fenómenos distintos con los que, por mi condición de docente, ante el contacto con jóvenes me veo sorprendido.

  • Sorpresa 1: Una estudiante me pide dirigir su tesis sobre consumos televisivos juveniles. Le propongo un trabajo de campo cuantificado con rigor estadístico y su encuesta, realizada a 242 estudiantes avanzados de la carrera de Ciencias de la Comunicación en la que me desempeño como docente, arroja que los programas preferidos son Showmatch y Los Simpson[8].
  • Sorpresa 2: En una clase de 50 alumnos pertenecientes a la materia “Comunicación Televisiva”, ninguno veía contenidos de la televisión tanto analógica[9] como digital[10]. Su consumo de pantallas sólo se concentra en series a través de servicios de internet como por ejemplo Netflix.

Sin embargo, me resisto a abandonar la esperanza de que más tarde o más temprano, serán ellos, los jóvenes estudiantes, los que sacudirán las cosas. Pero volvamos a la programación analógica de Canal 10 que es la única que se consume en muchas localidades de nuestro interior profundo y en zonas de influencia como Termas de Río Hondo, en Santiago del Estero[11]. Grosso modo podemos clasificar los contenidos de Canal 10 en los siguientes bloques:

  1. Producción importada de la televisión porteña: retransmisión del Canal 13 de Buenos Aires.
  2. Producción local de bajo costo: producción local “barata” en más de un aspecto, ya que por lo general se trata de producciones en vivo, en torno a una supuesta idea de frescura, agilidad e inmediatez que termina pareciéndose demasiado a la improvisación.
  3. Relleno con ingresos o sin costo: espacios comprados por terceros, a saber, religiones evangélicas, seudo periodistas, animadores de folklore, colegios privados o señales cedidas sin costo por el Estado nacional, como por ejemplo el Canal Encuentro[12].
  4. El plato fuerte: informativos locales: dos noticieros y un programa matinal. Este espacio es reducido pero muy importante, no tanto por lo que revela, sino por lo que oculta, negando así cualquier pretensión de independencia y diversidad de voces.

Nada de esto es una sorpresa pues la línea editorial es una política de control de contenidos.

 

¿Qué impide que la UNT produzca y emita contenidos relevantes?

La masa salarial y demás gastos de Canal 10 se cubren con dos fuentes de ingresos a saber: publicidad comercial y pauta de publicidad oficial.

Marcelo BIANCO y Maximiliano FARBER en la producción de Muñecos del destino, El pasado llama a su puerta”, serie televisiva protagonizada por marionetas de tela. Fotografía: Pablo Masino, 2018.

La primera se contrata con la empresa Artear (Canal 13, Grupo Clarín) y viene adosada a la programación de Canal 13 en un solo paquete: publicidad y contenidos. En cambio, a la pauta oficial la asignan los gobiernos nacional y provincial guardando alguna relación con el alcance de la emisora, lo que otra vez nos conduce inexorablemente al dios mercado. En efecto, el sacrificio de la calidad en la programación con la excusa de salvaguardar las cuentas equilibradas es el origen de un razonamiento circular del tipo “el huevo y la gallina”. Esto es: Canal 10 cede la programación a Canal 13 para pagar los salarios, consecuentemente la mayor parte de las horas de emisión se halla ocupada con su programación, lo que impide la emisión de cualquier otro programa de calidad, foráneo o local, incluyendo los que pueden emitirse gratuitamente.

Tales supuestos son la base del círculo vicioso de la impotencia. En efecto, ni la UNT ni la provincia pueden hacer nada para mejorar los contenidos porque si modificaran la programación y los contratos de publicidad “no cerrarían los números” poniendo en peligro el pago de salarios.

 

Pero ¿de cuántos trabajadores hablamos?

La planta laboral de Canal 10 se halla compuesta por cerca de 100 trabajadores, un número insignificante para dos grandes empleadores como lo son la UNT y la Provincia de Tucumán[13]. Así, no se entiende por qué administran el canal televisivo (que podría ser vehículo, tanto de información crítica como de difusión y explotación de las ricas producciones artísticas locales) con un criterio distinto al que manejan el Ente Cultural de Tucumán o la Secretaría de Extensión Universitaria. Es decir, por qué, tratándose de un canal estatal, no habrían de invertir recursos “a pérdida” con presupuesto propio en actividades culturales y sociales que permitan el acceso al pensamiento crítico y la construcción de ciudadanía. Se trata de “gastos” que la sociedad no cuestiona, a veces aplaude y otras pide que se aumenten[14].

Tuly LÓPEZ, Antonella APARICIO y Maximiliano FARBER en la grabación de voces en off para Muñecos del Destino. El pasado llama su puerta, serie televisiva protagonizada por marionetas de tela. Fotografía: Pablo Masino.

Si se considerara que la planta de empleados es demasiado alta, podría ir reduciéndose sin violencia, conforme los empleados fueran jubilándose hasta llegar a un tamaño compatible con el de una empresa actualizada, para así retomar los objetivos fundacionales de Canal 10[15]. No parece una carga tan grande como para que los tucumanos tengamos que renunciar a pensar y producir nuestros propios contenidos.

Es razonable demandar esto al Estado, ya que es la ciudadanía toda la que financia la televisión. En primer lugar, a través de los costos de la publicidad cargados a los productos y servicios que se promocionan por la TV; y luego mediante nuestros impuestos ya que de allí sale la pauta publicitaria oficial. Es decir: a la televisión comercial la pagamos todos los ciudadanos, tanto los que ven como los que no vemos televisión, los que pagamos impuestos y los que consumen una “cerveza publicitada”. En efecto, existe un derecho a la movilización de la comunidad universitaria en aras de un proyecto serio y transparente.

Asimismo, aunque mal parida, la sociedad con la provincia es estratégica ya que gran parte de la actividad sociocultural se desarrolla bajo su órbita. Bien manejados, los vínculos con los municipios y con el Ministerio de Educación, (entre otros) potenciarían un valioso diálogo entre tucumanos.

 

Una propuesta transparente de formación de personal y de participación

A continuación, propongo algunas ideas que se hallan basadas en experiencias concretas, en proyectos en marcha o ya realizados y, por eso mismo, totalmente factibles, comprobables y sustentables.

  1. Hacer de la política comunicacional de la UNT un tema de debate, de compulsa de ideas y candidaturas, de participación creativa y de control de la comunidad universitaria. Transparentar, dando a conocer, lo que hoy es opaco por ser considerado “asuntos de la gestión”.
  2. Establecer por norma igualdad representativa de género en los cargos directivos de canal 10, pues desde la gestión de Stella Maris Garbarino en 1973 no hubo otra mujer en el Directorio.
  3. Centrar el problema en la mejora sustancial de los contenidos que se les ofrece a los tucumanos antes que en un conflicto universidad-provincia que, como tal, no existe o no debiera existir.
  4. Voluntad política de innovación. Canal 10 sirvió de plataforma para que hiciera sus primeros pasos televisivos un emprendimiento de La Gaceta, primeramente, con “Panorama Tucumano” para luego alumbrar el lanzamiento de “La Gaceta Play”. Desde entonces, Canal 10 no innovó ni incorporó aprendizajes ni nuevos estilos. Efectivamente, todo lo aprendido fue en función de los intereses de aquel diario local, que migró sin más cuando se sintió seguro agradeciendo los servicios y aprendizajes prestados y hasta alguna conductora reconocida pudo foguearse en el marco institucional de la UNT[16]. Quien puede para otros, puede para sí.
  5. Congelar el ingreso de personal sin un previo estudio presupuestario con el fin de garantizar la estabilidad laboral de los actuales empleados, censarlos y reasignarlos según capacidades, intereses y pertinencias cognitivas.
  6. Ofrecer al personal cursos de capacitación de acuerdo con paradigmas comunicacionales contemporáneos.
  7. Consecuentemente, incorporar Canal 10 a la TDA (Televisión Digital Abierta) y a la alta definición, anticipándose al apagón analógico programado para 2019[17].
  8. Plantear la absorción de todos los costos con cargo a los presupuestos de los socios de SAPEM asumiendo el déficit decreciente propio de un canal cultural estatal universitario y provincial que es relanzado.
  9. Plantear un plan de “incubación de capacidades productivas” de largo plazo que incluya la formación amplia y generosa de personal bajo el paradigma de la “no especialización”[18] en el que la UNT ya tiene experiencia a partir de la Carrera de Posgrado en Comunicación para el Desarrollo y para cuya formación no se requiere experiencia previa en los medios.
  10. A partir del personal formado, pensar en la incubación de múltiples productoras independientes. Esta incubación se basaría principalmente en subsidiar la capacitación de personal de las productoras y en el apoyo a la compra de equipamiento audiovisual.
  11. Con estas productoras, establecer diferentes tipos de transacciones que incluyan desde la compra de los programas hasta la cesión y venta de tiempo de emisión, estimulando el talento y las capacidades comprobadas de los hacedores de cultura tucumanos.
  12. Ampliar drásticamente la cuota de pantalla para producciones locales, incluyendo la difusión televisiva de eventos en vivo de los que no queda memoria audiovisual alguna y que deben conservarse repitiendo su emisión bajo la forma de efemérides con el fin de difundir nuestro acervo[19]. Así pues, propongo rescatar el material audiovisual preexistente en Tucumán a fin de poner en valor nuestra memoria histórica, desde las producciones pioneras de Peirano y Prelorán a las producciones actuales de la ya mencionada Escuela de Cine o la ya consolidada productora LUPA de Filosofía y Letras, entre otros.
  13. Producir programas atemporales que contextualicen y ayuden a entender las noticias como por ejemplo narrar la historia del FMI y los aconteceres de Tucumán con una perspectiva histórica y de balances, a saber: la historia de los ingenios cerrados, la de los pueblos del interior de Tucumán, la de las comunidades indígenas, etc.
  14. Generar un archivo de la memoria audiovisual de nuestra provincia, incluyendo realizaciones de estudiantes de las carreras de Ciencias de la Comunicación y Cine, Video y Televisión sobre manifestaciones culturales, teatro, artes visuales, conciertos y recitales; producciones históricas o de grupos militantes en temas como género, derechos humanos, asuntos indígenas, ecología o seguridad vial etc.
  15. Mediante oportunos convenios, aprovechar la vinculación con docentes y estudiantes de Ciencias de la Comunicación, de las Licenciaturas en Artes, en Teatro y de las Tecnicaturas en Fotografía, entre otros aportes que puede y debe hacer la Universidad generando un círculo virtuoso que se nutra de su identidad y de sus prácticas, tanto académicas como de extensión.
  16. El teatro, que en Tucumán brilla por su calidad y diversidad, puede alumbrar un nuevo género: el del “documental teatral”, una edición con el lenguaje cinematográfico de una obra. Se trata de que esa manifestación presencial y única que, en convenio con sus protagonistas, pueda ser reescrita en formato audiovisual y releída con un diferimiento temporal permitiendo conservarla para disfrute de las próximas generaciones.
  17. Humor, ficción, arte, paisaje, cultura, deporte y entretenimiento tucumanos. Potenciar al máximo estas expresiones identitarias que ya tienen seguidores, prestigio y trayectoria dando asimismo la oportunidad a la expresión de talentos jóvenes para difundir música, poesía, artes visuales, regionalismos, aspectos de nuestra zoo y fitogeografía, artesanías, sitios turísticos y culturas ancestrales propias de Tucumán.
  18. Urge hablar de educación. En efecto, no hace falta fundamentar que detrás de cada accidente de tránsito, de cada embarazo adolescente, de cada adicción, de cada basural espontáneo, del maltrato a nuestro ecosistema y a los animales, del deterioro de nuestro patrimonio arquitectónico o del desconocimiento flagrante de nuestros derechos como ciudadanos, se hallan vacíos educativos preocupantes. En efecto, cuando se piensa en las inversiones estratégicas para el desarrollo de los pueblos todos acordamos que la educación es la base. Así, siendo enorme el potencial educativo de Canal 10, debemos pensar en la posibilidad de formar pedagogos audiovisuales, un oficio específico para usar los medios con objetivos de formación, en cuyo desarrollo nuestra universidad fue pionera. Al respecto el especialista en Comunicación Educativa, Manuel Calvelo, nos dice irónicamente: “Es más fácil enseñarle video o televisión a un pedagogo, que tratar, inútilmente, de enseñarle pedagogía a un profesional de los medios”.

 

Conclusiones

Para cumplir con la innegociable misión de construir ciudadanía, propia de un canal televisivo y de la administración cultural estatal en su conjunto, es necesario y posible salir de la trampa que postula el autofinanciamiento como un catecismo innegociable. Nadie cometería el desatino de exigir que una orquesta o un cuerpo estable de baile se autofinancien. Pero no estamos pensando en generar pérdidas. Al contrario, la idea de tener un canal pequeño con mucha producción descentralizada, independiente y diversa, licúa esfuerzos y costos productivos y puede encontrar fuentes de financiación diversificadas compatibles con las actuales. Es necesario abandonar el aletargamiento intelectual en el que estamos sumidos como comunidad universitaria. Basta de pensar que es muy difícil que las cosas cambien. Identifiquemos los problemas, resolvámoslos, luchemos o negociemos porque, aunque la ganancia económica sea reducida, en el plano simbólico será enorme.

Podemos y debemos ponernos al hombro la responsabilidad de contribuir con la sociedad favoreciendo un diálogo entre tucumanas y tucumanos, desde nuestros localismos hacia el acontecer, el arte y la cultura universales, ampliando las voces y los temas para producir nuestro propio relato.

Quizás tengamos que escribir un manifiesto para Canal 10, trazándole un rumbo nuevo, con los pies en la tierra y la mirada en la utopía. Cumpliéndose su centenario, y para repensar nuestro canal televisivo universitario, honremos la herencia de la Reforma Universitaria de 1918 recordando su célebre Manifiesto Liminar, ya universal:

Las universidades han llegado a ser así el fiel reflejo de estas sociedades decadentes que se empeñan en ofrecer el triste espectáculo de una inmovilidad senil. Por eso es que la Ciencia, frente a estas casas mudas y cerradas, pasa silenciosa o entra mutilada y grotesca al servicio burocrático. En adelante sólo podrán ser maestros en la futura república universitaria los verdaderos constructores de alma, los creadores de verdad, de belleza y de bien.

 

Podcast > comentarios del autor

 

[1] La grilla puede consultarse en la página oficial http://canal10tucuman.com.ar/

[2] Con la excusa de no dar información a la competencia, desde 1986 los asuntos de Canal 10 se tratan en reuniones secretas del H. Consejo Superior de la UNT. Contrariamente, en mi opinión deberían ser asuntos del más amplio debate, participación y contralor de la comunidad universitaria.

[3] Se entrevistó al director de Canal 10, Rodolfo Burgos (por la Universidad) el 2 de agosto de 2018 y al miembro del directorio por la provincia Ignacio Golobisky, el 6 de agosto del mismo año. Aprovecho para agradecerles su generosidad en el diálogo y liberarlos de cualquier responsabilidad sobre mis críticas, que datan desde 1984, así como de cualquier otra afirmación o desenlace de los que me hago único responsable.

[4] Así decía el permiso otorgado a la UNT. El 28 de julio de 1964 se comunica a la UNT la Res. N° 1091 SC-64 de la Secretaría de Comunicaciones de la Nación, por la cual se autoriza a instalar y poner en funcionamiento una estación de televisión. Se le asignaba el Canal 10 y la señal distintiva LW.83. Memorias de la UNT, 1965-1966, en Mastracchio Liliana, “Compilación sobre la Historia del ICUNT. Sesenta Aniversario”. UNT, 2006.

[5] Sobre el origen de esta sociedad forzada consultar “El Asalto Militar a Canal 10. Un marco interpretativo”, de Diego Toscano, presentado en Cuartas Jornadas de Jóvenes Investigadores UNT – CONICET

[6] Dueño de Canal 8 y de El Periódico.

[7] Por ejemplo, el programa Sidera Visus, que luego se llamaría “UNT Visión Noticias”, se emite con una frecuencia de media hora a la semana.

[8] Se pregunta la tesista: ¿Cómo se espera que nuestros futuros comunicadores tengan la autonomía, la autocrítica y la competencia profesional necesarias para producir un buen contenido televisivo que se forme sobre las bases de las herramientas teóricas adquiridas en su cursado académico, si ni siquiera pueden aplicar estos conocimientos al contenido televisivo que consumen? Tesina de licenciatura en ciencias de la comunicación. “Consumo Televisivo de los Estudiantes Universitarios Tucumanos en Tiempos de la TDA” Autora: Barnichea, Gisela Elizabeth. Año: 2017.

[9] Canales 8 y 10, de producción local.

[10] A noviembre de 2018, hay 17 canales de la Televisión Digital Abierta o TDA

[11] A contramano de los avances tecnológicos Canal 10 planea inaugurar nuevas repetidoras analógicas en Amaicha y Sierras de Medina, que se suman a las que ya tiene: Canal 2 de Choromoro, Canal 4 y Canal 10 de Tafí del Valle, Canal 5 de Trancas y Canal 7 de San Pedro de Colalao.

[12] Los directores del Canal 10 llaman “la góndola” a los espacios que se venden en los días domingo y dark time a los de los horarios nocturnos marginales, pero tenemos que tener en cuenta que, con el calor tucumano, estos horarios no son tan marginales. Mucha gente prende la televisión a horas avanzadas para informarse y/o conciliar el sueño y se encuentra con los mensajes de las pseudo religiones pentecostales. Mi pregunta es ¿la universidad puede promover esto en nombre de cuentas “sanas”?

[13] Pensemos, por ejemplo, en la masa de empleados docentes y no docentes de la universidad o en la cantidad de maestros o de policías de la provincia.

[14] Repetidas veces, jóvenes alumnos me ha pedido que aclare y ponga ejemplos sobre esto de “trabajar a pérdida” porque temen que, dicho así, suene inviable o utópico a sus coetáneos formados en lógicas de mercado.

[15] La competencia, Canal 8 de Tucumán, es privada y tiene alrededor de 40 empleados.

[16] Carolina Servetto era la cara de “Sidera Visus” antes de ser conductora de “La Gaceta Play”.

[17] El cual, seguramente, será postergado.

[18] Actualmente una figura reconocida por el INCAA bajo la denominación de “realizador integral”.

[19] Valgan como ejemplos los conciertos de nuestras orquestas sinfónicas, obras de teatro, difusión de nuestra ciencia, de nuestro arte, crónicas barriales etc.


Fernando Korstanje
Profesor Adjunto a cargo de las Cátedras de Guión y Narración y Comunicación Televisiva en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNT y Coordinador de LUPA, la Productora Audiovisual de esa Facultad. Fue consultor de Naciones Unidas, prestando servicios a la FAO como especialista en Pedagogía Audiovisual en 15 países de Latinoamérica. Fue fundador y codirector de la Carrera de Posgrado de Especialización en Comunicación para el Desarrollo en la UNT (1998-2003). En 2004 fundó CDESCO (Centro Latinoamericano para el Desarrollo y la Comunicación Participativa). fkorstanje@gmail.com

Imagen de tapa: Patricio GARCÍA. Muñecos del destino. El pasado llama a su puerta (escena) Serie televisiva protagonizada por marionetas de tela. Fotografía: Pablo Masino. 2018.