La Referencia está quebrada

La Referencia está quebrada

Un profundo y breve ensayo que, desde el psicoanálisis, la santiagueña María Ester Jozami propone como explicación no sólo para la tragedia del genocidio, sino, quizás también para la “grieta” que pone en conflicto nuestra sociedad actual pues es la violencia y no otra cosa lo que sobrevuela tales fenómenos.

 

La Referencia está quebrada

Reflexiones en tiempos violentos

Por María Ester Jozami

 

La Referencia[1], tal como plantea el jurista Pierre Legendre, es ese punto de anudamiento que sostiene una sociedad para que no se pierda el Principio de Razón o de no locura. Sin embargo, en Occidente, la historia de los últimos siglos da cuenta de que esa referencia se ha quebrado y todavía hoy sentimos sus consecuencias.

En la sociedad occidental tenemos ejemplos de lo que se ha dado en llamar la cultura carnicera. Se trata una denominación para las acciones que llevaron a cometer crímenes de lesa humanidad en nombre de la pureza de raza, de cualquier forma de fundamentalismo religioso u otras razones. Esto supone pensar que si un ser humano puede plantearse exterminar al Otro en nombre de la causa que fuere, lo que deja al descubierto es que la Referencia se ha quebrado, lo cual, inevitablemente conducirá al caos.

Frecuentemente se habla de cultura postmoderna y de globalización. Al respecto hay un texto de Lyotard[2] en el que afirma que durante los años 50 comenzaron a desgajarse ciertos ideales de la modernidad; ciertos paradigmas que posibilitaban hablar de ideas universales y que, paulatinamente, fueron perdiendo su sostén. El autor plantea que la característica de estos tiempos es el gobierno de los mercados; “nos gobierna un amo sin rostro”, afirma, “cuyas reglas de juego están en manos de decididores que manipulan los resultados escapando a nuestras posibilidades de conducción personales o grupales”. Así, parafraseando a Lyotard, podríamos decir que los CEOs del mundo que nos gobiernan se han instituido como amos sin rostro. Podemos pensar que la posibilidad de sostener un ideal, ése que nos ponía en movimiento, está obstaculizada o, en algunos casos, ya ha caducado porque lo que actualmente está en juego es que nada se ponga en tela de juicio, que nada contamine la pureza de la raza, de la religión o del mercado pues se trata de una cruzada en nombre de un único pensamiento, de una única verdad.

Marcos FIGUEROA, Bandada. Instalación sobre pared con alambres de púas. Medidas variables. 2012.

Tomando como ejemplo los siglos XX y XXI, nos preguntamos ¿cómo se han podido sostener dictaduras feroces y no menos feroces gobiernos elegidos en las urnas? En otras palabras, ¿qué lleva a un pueblo soportar tales “amos”? porque soportarlos implica entregarse a ellos en el intento agónico de sostener una figura que hace las veces de un padre tan fuerte, poderoso y potente que llega a anular la responsabilidad que los pueblos tienen sobre su destino. El psicoanálisis nos enseña a leer en los hechos históricos que, al elegir ponerse en manos de sus verdugos, éstos se identifican con un amo, que como decíamos anteriormente, en algunos casos promete hacerse cargo hasta de sus propias vidas. Tal situación extrema supone el trágico efecto de una ruptura: la Referencia, ese nudo que hace posible el funcionamiento de las instituciones se deshace y con él el principio de razón, de no locura.

Nos preguntamos entonces, ¿por qué hoy se quiere disfrazar de violencia existente a la pobreza o a la falta de educación sin ver este entramado? Como decíamos, la historia de la humanidad y un siglo XX aún cercano nos dan cuenta de éste fenómeno. Legendre[3] nos habla de la herencia carnicera con la que el genocidio perpetrado por los nazis condenó a la historia de Occidente. Este planteo se asienta en la insuficiencia de los juicios a los jerarcas comprometidos en ella, y también al silencio y/o a la participación cómplice de los otros Estados. En efecto, tal herencia se hizo y se hace sentir en cada dictadura y en los genocidios que conllevaron estos crímenes no sancionados estructuralmente que, insistimos, han llevado a la ruptura de todo principio de razón. Sin él, ha quedado imposibilitada la trama que hace efectivo el relato.

Podemos continuar interrogándonos, ¿qué supone la palabra genocidio? Este concepto nos habla de generaciones sepultadas, es decir, de crímenes de lesa humanidad por eso, en el caso argentino durante la última dictadura cívico-militar se asesinaron 30.000 padres que hubieran abierto nuevas ramas en el árbol genealógico. Consecuentemente nuestra trama social está rota o resquebrajada y es necesario trabajar para reconstruirla, lo cual sólo será posible desde el cumplimiento de las normas y el sostenimiento de una ley para todos que irá reconstituyendo aquél entramado en la medida en que las instituciones con poder de legislar, la inscriban como Verdad.

En “La condición postmoderna”, Lyotard se refiere a la crisis de los relatos, aquellos que arman la historia de un sujeto y de una comunidad ya que cuando se comete un genocidio hay una franja del relato que no puede ser hilvanada, que se ha quebrado y, cada vez que esto ocurre, lo que se quiebra es la posibilidad de una nueva generación de padres, es decir que hay una franja de padres que está perdida. Cuando Caín mata a Abel, más que a un hermano mata a un padre pues cada crimen es un parricidio. En efecto, quien mata al futuro padre que hubiera sido Abel, subvierte el principio de razón porque se pierde el orden genealógico, es decir, la diferencia entre las generaciones.

Marcos FIGUEROA, Escudo con laureles. Alambre de púas sobre pared. 0,25 x 0,35 m. 2012

Razón, Referencia y Ley no pueden ser lo mismo para la gente común que para quien ejerce la presidencia de un país y es responsable del funcionamiento de un Estado porque es en la ley y en sus prohibiciones en donde se sostiene el principio de razón que remite a la Referencia y cuya ausencia tendrá serias consecuencias en lo social y en lo subjetivo singular. Un genocidio significa una ruptura de este orden que es universal. Consecuentemente insistimos, cada vez que se comete un acto que está prohibido para todos, lo que queda afectado, lo que trastorna el orden social poniendo en peligro a toda la comunidad es la Referencia porque un crimen de lesa majestad equivale a un acto contra la Naturaleza y perjudica, de algún modo, al universo. Usamos esta palabra porque no sólo es el sujeto individual el que queda quebrado, sino toda la humanidad.

La magnitud de la violencia es inversamente proporcional al grado de ruptura de la Referencia y, a menor legalidad, mayor violencia, mayor crueldad en una ecuación también proporcionalmente inversa. Tal vez podríamos ejemplificar: cada vez que se rompe el orden constitucional, por pequeña que sea esa ruptura, se quiebra la Referencia y sus efectos se expresan en diferentes formas de violencia. Decimos inversamente proporcional ya que es esa ruptura la que ocasiona estas respuestas violentas las cuales, curiosamente, en algún momento quedarán indiferenciadas al punto de que, cual juego de torsión en banda de Moebius, no sabremos cuándo empezó ni cuándo tendrá fin.

Retomamos, en nuestra sociedad está quebrado el principio de razón y por lo tanto la Referencia no cumple eficazmente su rol. No importa qué nombre tenga aquello que funciona como tal, lo que importa es que cuando no funciona aparecen efectos devastadores como los fundamentalismos, por ejemplo.

Somos sujetos sociales, y como tales, efecto del lenguaje, la ideología y el inconsciente. Somos paradójicamente efecto y soporte de esa estructura y esto nos compromete desde lo singular y lo social por eso, como sociedad y como agentes de las diferentes áreas profesionales (el Derecho, el Psicoanálisis, las de la cultura y la ciencia en general, etc.) debemos preguntarnos ¿cómo detener esto?, ¿cómo morigerar tanta violencia?

Necesariamente hay que poner en debate estas preguntas y responsabilizarnos desde el lugar que cada quien ocupe en esta trama.

 

[1] Se escribe con mayúscula como sinónimo de sostenimiento de una ley para toda la humanidad.

[2] Jean- François  LYOTARD. La condición posmoderna: informe sobre el saber (1979) Minuit. Paris.

[3] Pierre LEGENDRE. La fábrica del hombre occidental (1996) Amorrortu. Madrid


María Ester Jozami
Psicoanalista, Dra. en Psicología Social, Profesora Titular de la cátedra libre del Líbano (Universidad Kennedy) y Docente de grado y posgrado en diferentes universidades nacionales (UN o UBA) y privadas (UK, UMSA). Algunas de sus publicaciones: De exilios y destinos. El extranjero un sujeto fuera de lugar: (2010) Letra Viva. Bs. As.; De violencias y destinos. Modalidades de victimización. (2013). Letra Viva. Bs As.

Imagen de tapa: Marcos FIGUEROA, Rotación lateral. Objeto de alambres de púas sobre pared. 0,57 x 0,25 m. 2015.