LA LIBERTAD CONTRA LA DEMOCRACIA

LA LIBERTAD CONTRA LA DEMOCRACIA

Luego de meses sin publicar, SinMiga vuelve a compartir con sus lectores un nuevo ensayo de Aldo Ternavasio en el que éste afirma (y demuestra) que, sin cuestionar los sótanos del poder real que sostienen al sistema capitalista, a la democracia se le exigen todas las soluciones negando asimismo, cualquier responsabilidad social. Ternavasio se pregunta por qué la idea de democracia aparece disminuida frente a la de una libertad totalmente abstracta la cual, sin embargo, se desea concretar a pleno, aunque para ello resulte necesario romper cualquier contrato social ¿Un ejemplo de esto? Las políticas de DDHH que otrora unían al pueblo argentino y que hoy se deslegitiman plenamente en la figura de quien será nuestra Vicepresidenta.

 

 

LA LIBERTAD CONTRA LA DEMOCRACIA

Quince fragmentos incómodos para conjurar el estupor

por Aldo Ternavasio

  1. Quise escribir otra cosa. El hilo tiró por aquí.
  2. Si es que existe, ¿qué es la sociedad hoy? No una sola cosa. Señalo esto porque no dejo de escuchar que se alude a ella como si lo fuera. Lo social es hoy un campo totalmente microsegmentado, por eso es muy difícil atribuir causas simples que expliquen su comportamiento. El problema no es tanto por qué ganó Milei sino cómo se ensamblan estos microsegmentos para formar una constelación en la que su triunfo fue posible. Se trata de un conjunto de segmentos sociales que se ensambla en una serie de variaciones heterogéneas. Algo así como un Dominó (valga el azar de los nombres). Si a eso se le quiere llamar “batalla cultural” de acuerdo. Pero admitamos entonces que de antemano no sabemos qué significa “cultura”.
  3. Se me dirá: es la economía, estúpido. Pero esa no es la respuesta ni la pregunta que necesitamos. La “economía” es mucho más que las políticas económicas de Estado. Si se me permite el juego de palabras, es el estado (con minúscula) en el que se realiza la política y sólo una parte de ese estado de la política depende de las políticas del Estado (entendido como un poder institucional ejercido por un partido electo). Hay un “silencioso tejer” de la sensibilidad neoliberal que es inmune al Estado. Es “económico” pero poco y nada tiene que ver con La Economía. Se trata de los intercambios en general.
  4. Es la economía, estúpido. ¿Las sociedades prósperas siempre eligen “bien”? ¿O es que en las sociedades prósperas a nadie le importan las consecuencias de elegir mal? Nuevamente, pareciera que el único envilecimiento de los que son capaces los pueblos es la pobreza. ¿En serio? La vida en las grandes ciudades es cada vez más insoportable y, aun así, sigue siendo la única imagen de bienestar que funciona como medida de las esperanzas y de las ilusiones.
  5. Escucho dos grandes inquietudes respecto a las causas del triunfo de Milei. Por un lado, una reacción más bien irreflexiva que tiende a explicar su aplastante triunfo por (sintetizo) la “constitución moral e intelectual” de sus votantes. Por supuesto, esa vía hay que descartarla inmediatamente. La otra vía de explicación pasa por la crítica política a dirigentes y funcionarios. Esta última explicación tiene varias versiones pero la que más me interesa es la que pone el acento en las demandas frustradas respecto de las condiciones de vida ofrecidas por la democracia. Hay muchos balances para hacer sobre este punto, pero…
  6. (…) quiero detenerme en una paradoja. A la democracia se le exigen todas las soluciones (el “se come, se cura, se educa…” de Alfonsín) y no al capitalismo. En Argentina, esto tal vez se deba a las sucesivas dictaduras a partir de la década del ‘30. La paradoja es que lo que llamamos democracia no pudo ni mantener los niveles de vida de la dictadura que ya estaban muy deteriorados respecto a los que dejó el peronismo que retornó en el 73. Cierto fetichismo de la democracia la coloca como “la sospechosa de siempre”. El chivo expiatorio que permite no cuestionar el subsuelo del poder.
  7. Dicho esto, quiero pasar en limpio algunas impresiones. Es fundamental pensar los límites de la experiencia política posterior a 2001, pues es determinante. Sin embargo, observo con preocupación que esta crítica sólo se realiza negándole responsabilidad a “la sociedad”. Sólo una mirada muy caricaturizada de lo que es hoy ser de derecha puede juzgar sumariamente que no hubo una derechización de lo social. Que no sea absoluta no quiere decir que no exista. Una cosa es afirmar que hubo tal corrimiento y otra muy diferente es juzgarlo con ideas preconcebidas sobre cómo debería ser de derecha. Una vez más, no importan tanto las partes, es el ensamblaje lo que es de derecha. Y eso es lo que hay que tratar de captar.
  8. Aquí hay dos niveles de análisis diferentes y es importante no confundirlos porque, de hacerlo, ocultaremos lo que debe ser pensado de esta tragedia. Por un lado, el de la política tal como se la entiende hoy, es decir, referida a (y organizada por) el Estado. Por otro, el de la formación de subjetividades en el capitalismo realmente existente. En efecto, ni son independientes ni se determinan mutuamente. Con o sin Estado de Bienestar, el neoliberalismo (por llamarlo de alguna manera) no cesa de crear imágenes de bienestar. Lo podríamos llamar “espectativas de subjetividad”. Se trata de la promesa de recuperar un goce siempre perdido.
  9. Cosas que me pregunto. Por qué la idea de democracia quedó tan degradada frente a la de una libertad totalmente abstracta. Por qué en nombre de esa libertad tanta gente eligió padecer el sufrimiento que va a experimentar. Por qué, cuando Milei les dijo que serían castigados eligieron ese castigo como si estuvieran eligiendo la libertad. Cuánto de la libertad de mercado impregna la “sensación” de libertad que promete una salida a las funestas condiciones de vida en la que se encuentran hundidos millones de argentinos. Hay que evitar tratar de responder. Sobre todo, si creemos tener la respuesta.
  10. Volver a 2003. El descubrimiento de que con la memoria de los doce años kirchneristas no alcanza, sólo debería ser un dato determinante del hecho de que los procesos históricos tienen límites materiales concretos que siempre nos imponen nuevos problemas y requieren de nuevas experiencias. Por tanto, nos demandan pensar de nuevo —siempre una vez más—, no sólo qué hacer, sino también qué se hizo y, sobre todo, cómo era la coyuntura en la que algo se pudo hacer y algo no se pudo. La contracara del “posibilismo” es el “decisionismo”. Ambas son formas de eludir lo singular de cada momento histórico. El presente nos formula preguntas sobre el paso, sobre lo que creemos saber, sobre lo que no parece requerir explicación. El camino inverso dificulta ver lo nuevo en su plena opacidad.
  11. Entonces, todo sucede como si la historia se repitiese dos veces: primero como tragedia y luego como una catastrófica alucinación. Que los militantes de LLA remixaran el “que se vayan todos, que no quede ni uno solo”, aparte de ser sintomático de, digamos, el legítimo malestar en la democracia (que aún no fue escuchado en su real magnitud), es también siniestramente esclarecedor de la tarea que se asigna a sí mismo el partido de Milei. Hacer desaparecer la política como tal, es decir, la política que no se reduce a administrar lo meramente posible. La misma cantinela de siempre está vez recargada y con doping mesiánico incluido.
  12. Si Massera decía indignado en el juicio a las Juntas que él y sus jueces estaban allí porque se había ganado la “guerra de las armas, pero perdido la psicológica”, el voto a LLA se presenta ahora —para la tecnocracia neoliberal—, como el camino despejado para rectificar ese “error” histórico. Se ha querido suponer estás últimas dos décadas que los DD HH imponían un límite a las subjetividades modeladas por el mercado. Si bien pudo ser cierto, no está claro que esa suposición siga siendo válida. La plaza del 2×1 mantuvo su vigencia hasta hace poco, no obstante, estas últimas elecciones votación la discuten. Para decirlo de otro modo, las políticas de DD HH se legitiman sobre la base de formas de vida dignas y prometedoras y no sólo sobre principios irrenunciables.
  13. LLA puso sobre la mesa una nueva disputa pública sobre rol del Terrorismo de Estado en Argentina. Sobre este tema, hay realmente mucho para pensar. Me voy a permitir sólo un par de comentarios. En primer lugar, hace unos días organizamos en la Escuela de Cine un visionado del imprescindible documental de Ulises de la Orden, “El juicio”. Si algo me quedó claro es la necesidad de reponer ese campo de la historia argentina para una generación que ya no dispone de los medios para “hacerse” contemporánea a ella. Hay mucho trabajo allí. Mucho y nuevo. En segundo lugar, y retomando el hilo de las condiciones de posibilidad del triunfo de Milei, me parece que entre tantas cosas que restan pensar sobre la violencia política en el país, aún no se planteó el problema de las continuidades entre dictadura y democracia. Tendemos a ver en el 83 una discontinuidad profunda con la dictadura y no somos capaces de ver hasta qué punto esta democracia es la concreción, también, del programa de la dictadura.
  14. Entre los primeros anuncios de Milei luego del triunfo de domingo estuvieron dos que se conectan estrechamente. Privatizaciones (YPF y medios públicos) y la unión de las carteras de defensa y seguridad en un sólo ministerio que estará a cargo, nada más y nada menos, que de la vicepresidenta, quien también, por supuesto, presidirá el Senado. Privatizaciones, ajuste y represión. La neoprocesista, Victoria Villaruel concentrará la pluma, la espada y la vicepresidencia.
  15. El nuestro es un país en el que no se pudo investigar ni con un mínimo de seriedad el intento de asesinato de su vicepresidenta ocurrido apenas hace un año. De los tres candidatos competitivos en las generales de hace unas semanas, dos se negaron a repudiarlo. Ayer, Milei ganó con la suma de sus respectivos votos. Puede que eso no indique un giro a la derecha de la “sociedad”. Tal vez, sólo desee gozar libremente por derecha durante algún tiempo. Un poco. Y siempre teniendo mucho cuidado de que nadie resulte lastimado.

 

Artur Barrio, Libro de carne. Carne cruda intervenida. Objeto. 1978/79

 


Aldo Ternavasio
Nació, vive y trabaja en San Miguel de Tucumán. Es docente e investigador de la Escuela de Cine, Video y TV de la UNT. Incursionó en el campo del videoarte y las instalaciones y ha conducido numerosos encuentros de análisis de obra para jóvenes artistas tanto de nuestra escena, como de otras provincias del país. Integra el consejo editorial de la revista “Link “en donde escribe sobre arte, cine y política.

Los Carpinteros
Colectivo de artistas cubanos fundado en 1992 por Marco Antonio Castillo Valdés, Dagoberto Rodríguez Sánchez y Alexandre Arrechea (quien dejó el grupo en 2003). Bajo el convencimiento de que el arte siempre implica colaboración, en 1994 decidieron “renunciar a la noción de autoría individual y remitirse a una tradición gremial más antigua de artesanos y trabajadores calificados. Viven y trabajan entre La Habana y Madrid.

Artur Barrio
Artista portugués-brasileño, es una de las figuras esenciales del arte conceptual de América Latina. Desde finales de los años sesenta, irrumpió en la escena artística brasileña en un contexto marcado por las tensiones políticas y la creciente represión de la dictadura militar. Sus intervenciones en el espacio público y su búsqueda de un lugar de expresión al margen de las instituciones artísticas confluyen en su obra como un signo de resistencia que poetiza la vida cotidiana.

Imagen de tapa: LOS CARPINTEROS*, El pueblo se equivoca (maqueta). Madera de jacarandá, metacrilato y acero inoxidable. 35 x 150 x 38,5 cm. (Foto: Eduardo Ortega)

*Fuente: https://fdag.com.br/exposicoes/el-pueblo-se-equivoca/