Entrevista a Mercedes Leal
Mercedes Leal asume la riqueza de las problemáticas de las Ciencias Sociales…, pero también sus complejidades, en base a su experiencia como decana de la Facultad más grande de la UNT. Desde ahí se referencia, más allá de su trayectoria personal o su representatividad institucional. Refrenda sus respuestas con un “quiero destacar” cuando se refiere a la necesidad de contar no sólo con presupuesto educativo sino también con proyecto de país relacionado a la universidad. La relación entre universidad y políticas públicas, es su mayor preocupación.
Entrevista a Mercedes Leal
Cuál es la situación de las universidades en el marco de la actual política educativa?
Considero que las universidades se verán severamente comprometidas si el gobierno no modifica el rumbo que ha definido para atender el conjunto de las políticas sociales en las que se incluye a la educación superior. La decisión de disminuir el presupuesto de áreas sensibles -salud, previsión social, vivienda- tuvo su correlato en el sistema universitario y en la aprobación de un presupuesto que, por los índices inflacionarios, rápidamente se está devaluando dificultando la atención de los costos fijos de funcionamiento de una institución tan grande y compleja como la UNT.
A esto se agrega que producto de la mala administración de gestiones anteriores, nuestra universidad ya viene con un déficit presupuestario importante, destinando casi la totalidad de estos fondos para el pago de la planilla salarial. Por ende, queda escaso margen para gastos de funcionamiento que son imprescindibles para las facultades que tienen que sostener cotidianamente el desarrollo académico.
Este hecho complejiza el panorama de nuestra universidad ya que depende de la ayuda financiera de la SPU (Secretaría de Políticas Universitarias) que, no tan solo exige una clara y racional administración de los recursos y del personal por parte del ejecutivo -y esto no está mal-, sino que demanda un achicamiento de los gastos en personal, lo cual va a traer severas consecuencias en las unidades académicas si es que no se realiza un mapa claro para determinar dónde se encuentra el déficit.
Quiero destacar también que el panorama es poco auspicioso para la implementación del Convenio Colectivo de Trabajo para el personal docente universitario, ya que requiere inversión de recursos para garantizar la carrera académica en un marco de escasez presupuestaria. Considero que el gobierno debe respetar la Ley de Financiamiento Educativo que formó parte de un encuadre de política pública con metas claras de inversión para estimular y garantizar a todos los niveles educativos la calidad educativa y la ampliación del derecho a la educación de los niños y jóvenes.
No existe posibilidad de un desarrollo universitario y de programas de mejoras del grado, posgrado e investigación sin presupuesto y sin una política explicita de la importancia del rol social de la universidad para un proyecto de ciudadanía.
¿Qué lugar ocupa el campo disciplinar de las carreras de la Facultad de Filosofía y Letras en las políticas educativas en general y en la UNT en particular?
El sistema universitario en sí mismo es desigual, fragmentado, complejo y difícil de comparar porque su crecimiento fue producto de contextos e intereses políticos, más que de una planificación de política pública acorde a un proyecto de país.
En este marco nuestros campos disciplinares (Ciencias Humanas y Sociales) siempre tuvieron que salir a disputar un espacio y, no tan sólo a nivel de cada universidad, sino también en el propio sistema universitario.
Es conocido también que nuestro saber tiene escaso valor en las agendas de políticas neoliberales porque al estar basadas en lógicas utilitaristas pensando siempre en el lucro, suponen que nuestra “producción” no es una mercancía que cotice en el mercado, y por ende, resulta innecesario invertir en ella. Aún más, el valor de nuestra “producción crítica”, constituye una amenaza para sus proyectos. Es por esto que nos aflige algunas decisiones que se están tomando, como el caso de los cupos por campo disciplinar para la incorporación a la carrera de investigador científico del CONICET, que más allá de los diferentes análisis que se realice, fue en desmedro de nuestros campos.
Quiero destacar que los Consejos de Decanos de Ciencias Sociales (CODESOC) y de Ciencias Humanas y Educación (ANFHE), son ámbitos que se crearon en momentos críticos -2001 el primero y 2004 el segundo- para visibilizar nuestros problemas, reivindicar el valor de nuestra producción, pero también para disputar recursos imprescindibles para sostener el grado, posgrado e investigación.
Es así que muchas de las políticas que se encararon hasta 2016 (que representaron importantes recursos extrapresupuestarios) de fortalecimiento de la docencia a través del otorgamiento de mayores dedicaciones, de becas para formarse en el posgrado, de publicaciones e investigación sobre la estructura social argentina (PISAC), diplomaturas en Historia Nacional, entre muchos otros programas, se lograron a través de estas estructuras trasversales, y no por medio de cada universidad.
Entiendo que en el contexto actual, se actualiza la necesidad de reposicionar nuestros campos y salir nuevamente a disputar los espacios, los recursos y nuestra función identitaria que es la de participar de la agenda pública, interpelando las políticas a partir de una crítica “fundada” en el conocimiento y la experiencia.
Relate un problema de su gestión que haya sido complejo y haya tenido resolución exitosa.
En realidad las dificultades que nos exigen mayor atención y que son objeto de políticas concretas por parte de nuestra gestión, son las problemáticas estudiantiles que se derivan de una institución tan grande que reúne a diez mil alumnos y catorce carreras, muy diversas.
Nosotros recibimos una facultad con una importante conflictividad estudiantil -tomas de facultad- y modos de hacer política de las agrupaciones estudiantiles usando temas académicos -correlatividades y regularidades- exigiendo soluciones que no contaban con el acuerdo de los docentes.
Las políticas que implementamos se basaron en la construcción de estos problemas en cierto modo “políticos” -siempre surgían previo a las elecciones del estamento- en temas académicos que tenían que ser estudiados por los estudiantes y docentes en los departamentos de carrera para encontrar soluciones en el marco del plan de estudio.
Esta experiencia fue un largo proceso, muy trabajado por parte de la gestión, del consejo, de los departamentos y fue tan interesante que habilitó el “Programa de Fortalecimiento del grado” que fue aprobado en la primera reunión del Consejo de este año. Con este programa se pretende poner en foco un proceso participativo de revisión de los planes de estudio -que ya cumplieron 10 años de vigencia-, de investigación de los problemas de deserción y escasa tasas de graduación, involucrando a “todos”, invitando a especialistas, estudiando las estadísticas y los resultados de la investigación cualitativa.
Tenemos grandes expectativas que este proyecto nos ayude a mejorar la enseñanza y el aprendizaje, habilite políticas de inclusión para aprovechar ese potencial que representa tener en nuestra casa diez mil jóvenes que se están socializando y quieren ser profesionales en el campo de las Ciencias Humanas y Sociales.