La moneda y sus dos caras
Después de meses de preparación, el colectivo 1000 Gestalten (“1000 formas”) convocó a una impresionante protesta creativa que ha dado vuelta al mundo. Cubiertas de arcilla, cientos de personas de todos los sectores participaron durante más de dos horas de una crítica a la cumbre del G-20, reclamando más humanidad y compromiso con la política. Los performers embadurnados y caminando como autómatas, aludían a un mundo que ha perdido la fe en la solidaridad y en la que el individuo sólo trabaja por su propio progreso. Hacia el final de la acción, estos se quitaron la cobertura gris y los colores reaparecieron como una manera de liberarse simbólicamente de las rígidas estructuras conque occidente gobierna.
-“No podemos esperar que el cambio provenga de los poderosos, por eso es necesario que tanto los políticos como la sociedad actúen responsablemente”-, dijo el portavoz del colectivo. – “Nuestra acción evidencia que muchas personas no quieren ni toleran los efectos destructivos del capitalismo pues, finalmente, lo que nos salva no es nuestro saldo en la cuenta bancaria, sino aquél que nos tiende su mano”-. Y continúa, “para esta obra, hemos conseguido movilizar amplios sectores de la sociedad civil. A través de donaciones recogimos más de 20.000 euros para gastos de producción y detrás de la performance propiamente dicha hubo cerca de 1.000 voluntarios implicados, muchos de los cuales participaban por primera en vez en un proyecto artístico. Los interesados que se inscribieron provenían de más de 85 ciudades de Europa y colaboraron como intérpretes o como asistentes” [1].
Imágenes de la performance se difundieron por todo el mundo, tanto como las de la feroz represión a los disidentes en otra manifestación casi simultánea. Lo curioso es que ambas acciones callejeras hablaban de lo mismo. Es que los hechos se dan y al hacerlo ponen de manifiesto su dimensión contingente en la que los valores quedan expulsados. En efecto, según Wittgenstein los valores están fuera de los hechos y, conforme a su subjetividad, les son otorgados por quienes los presencian. Así, la dimensión estética de una de las dos manifestaciones callejeras actuó como “envase protector” generando una empatía que le fue negada a la otra.
El 7 y el 8 de junio próximo pasados, Hamburgo fue testigo del rol del arte con su capacidad de accionar allí donde se niega el derecho a la palabra porque hay cosas, como la ética o el propio sentido de la vida, que no se pueden describir. Pero se muestran.
[1] https://1000gestalten.de/
imagen de tapa: Фото: REUTERS/Hannibal Hanschke (tomada de internet, https://drugienovosti.project-splash.com/1000-gestalten-9fb31149fe9d)