SERVICIO POLÍTICO*

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SERVICIO POLÍTICO*

Por Maxi Castro

 

El coeficiente intelectual de algunos animales no es domesticable. El rinoceronte no es como el perro, que se adapta. La equiparación entre la especie humana y los animales sirve y ha servido a los fines de la dominación.

MI MUNDO ES TODO EL MUNDO -sala1-hierro, cemento blanco y cerámica-(fotografía de Atilio Orellana) 2018
MI MUNDO ES TODO EL MUNDO-sala 4-detalle-cerámica blanca esmaltada, hierro- (fotografía de Evi Tártari)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Las primeras dos definiciones de la Academia de la Lengua sobre “doméstico/ca” nos hablan, por un lado, acerca de algo que es relativo a la casa u hogar y, posteriormente, nos habla de un animal que se cría en compañía del hombre, a diferencia del salvaje.

Las tareas domésticas, entonces, son las tareas del hogar, el trabajo que desempeña una persona o el servicio doméstico en compañía del hombre. El verbo domesticar, que viene de doméstico, nos habla de hacer tratable a alguien que no lo es, de moderar la aspereza de carácter. Nos habla de reducir, acostumbrar a la vista y compañía del hombre al animal fiero y salvaje, es decir, el que no pertenece a especies acostumbradas a la convivencia con el hombre. El servicio doméstico, entonces, se diferencia del desempeño salvaje de un servicio porque este último no pertenece a la convivencia con el hombre, ni se reduce al servicio del hombre.

El desempeño de la artista Geli González equivale a un “servicio salvaje”, no domesticado, con la particularidad de que utiliza los signos de un servicio doméstico relativo al hogar, una tarea al servicio de los intereses del hombre, pero se trata, al mismo tiempo, de una tarea del hogar nueva, que se resiste al uso que significa un servicio no remunerado al servicio de un sistema injusto que sostiene la falta de equidad entre los géneros.

El coeficiente intelectual de las especies oprimidas, históricamente las mujeres, ya no permite la dominación acostumbrada al servicio y en compañía del hombre, ya no es más domesticable. La revolución es de las mujeres. Pero no se trata de un simple espejamiento de la idea de domesticar intercambiando las posiciones de los géneros. Mi mundo es todo el mundo tampoco pretende someter a nadie al servicio obligatorio del acompañamiento servil. Para Geli, pienso, nuestro mundo actual es el que advierte la diferencia entre criar y crecer juntos desde un nuevo hogar, y por nuevo hogar y nuevo mundo quiero decir -o es lo que Geli nos está diciendo- Revolución y Libertad.

 

(*) Servicio político fue escrito en ocasión de la muestra Mi mundo es todo el mundo de Geli González. La misma tuvo lugar en el Museo de la Universidad (MUNT) de San Miguel de Tucumán, de marzo a julio de 2018.


Geli González
Nació en San Miguel de Tucumán. Licenciada en Artes, desde 1996 integra el plantel docente del Taller C de la Licenciatura en Artes (FAUNT). Formó parte de diferentes grupos dedicados a la investigación, producción artística y gestión cultural. Participó en numerosas exposiciones individuales y colectivas, en Argentina, Uruguay, Chile, Colombia, España y Estados Unidos. Fue becaria de TRAMA Programa internacional de cooperación y confrontación entre artistas (2002), Entrecampos Regional (2005) y URRA (2011). Integró asimismo los colectivos “El Ingenio” y ”Tenor Grasso”; participó como invitada en acciones diseñadas por “La Baulera” y “Viva Laura Pérez”. Fue invitada de honor a la Bienal Internacional SIArt en La Paz, (Bolivia) y al Festival Internacional de arte y agua, “Resonancias” Manizales (Colombia).

Maxi Castro
Tucumano. Nació en 1994. Artista visual y escritor, alegre (pero no mucho) “otaku”, también es amante del bolero y del rap.

Imagen de tapa: MI MUNDO ES TODO EL MUNDO, 2018. -sala4 a-hierro y loneta- (fotografía de Atilio Orellana)