EL PENSAMIENTO CRÍTICO COMO CELEBRACIÓN Y COMPROMISO SOCIAL
En un resumen intenso, Marcelo Villalba da cuenta de lo que ocurrió en el Primer Foro Mundial de Pensamiento Crítico ideado y organizado por el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO). En efecto, aunque muchos fueron los temas y las situaciones de encuentro y análisis de problemas y de estrategias para enfrentar la acometida neoliberal que, como se sabe, no acontece sólo en nuestra región, sino en el mundo, Villalba busca poner al alcance de nuestros lectores algunas de sus principales conclusiones.
EL PENSAMIENTO CRÍTICO COMO CELEBRACIÓN Y COMPROMISO SOCIAL
Por Marcelo Villalba
Noviembre nos obsequió el Primer Foro Mundial de Pensamiento Crítico organizado por el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO), que se llevó a cabo en la Ciudad de Buenos Aires entre los días 19 y 23. No podríamos haber recibido mejor obsequio ya que concurrieron las figuras más destacados de la política y del pensamiento crítico y progresista de Latinoamérica y el mundo. Mandatarios y ex-mandatarios de la región junto a los más influyentes intelectuales, actores sociales y militantes políticos, enmarcados por más de 50.000 inscriptos y asistentes ávidos por congregarse para pensar-nos, se dieron cita en lo que fue una verdadera celebración del pensamiento filosófico, filantrópico y progresista.
Opuestamente a lo que se quiso instalar de que se trataba de una “contra cumbre” a la reunión del G-20, nuestro Foro fue un encuentro proactivo y propositivo cuyos ejes temáticos giraron en torno a las distintas formas de organización socio-cultural basadas en la inclusión social; la redistribución de la riqueza; la sustentabilidad productiva; la protección de las minorías perseguidas; la visibilización de sus luchas; la defensa irrestricta de los Derechos Humanos; el fortalecimiento de las democracias participativas; la construcción y defensa de la soberanía política-económica y la denuncia de la connivencia mediática-jurídica-financiera que actúe en desmedro de las mayorías y cuya consecuencia última sea la liberación de los oprimidos.
Si revisáramos brevemente lo que ha significado el progresismo durante los 12 años en los que se surgiera como ideario y acción de un bloque latinoamericano, contaríamos entre sus logros más importantes haber sacado de la pobreza a 72 millones de personas, el aumento de la participación comunitaria, el fortalecimiento de los sindicatos, la re-implementación de las paritarias salariales; la democratización creciente de las relaciones personales y, especialmente, el impulso a la gestión del cuerpo en el que cada mujer logre soberanía sobre sí misma.
Sabemos que la política es la lucha por la conducción del “sentido común”, entendido como lo que un individuo y una sociedad internalizan como comportamientos “a priori”, los cuales ya no se cuestionan, ni se abandonan. También sabemos que éste no logra consolidarse sólo a través de las catarsis sociales de unas elecciones y que debemos continuar trabajando en el enraizamiento de los aspectos socioculturales que construyan sentido democrático, redistributivo e inclusivo, es decir profundamente humanista.
Ante la amenaza creciente que se cierne sobre Latinoamérica por el acceso al poder de partidos neoliberales de ultra derecha y neofascistas, las fuerzas progresistas tienen la obligación de trabajar juntas para frenar esa avanzada autoritaria y despótica que ya ha dado muestras de su desprecio por las formas jurídicas y políticas de convivencia armoniosa.
Como corolario de estas reflexiones colectivas, concordamos en la necesidad de que los gobiernos progresistas deben alcanzar las sostenibilidad del aumento del bienestar y la satisfacción económica basados en gestiones eficientes y redistributivas. Nuestra lucha tiene la obligación de ser legal y democrática pero sobre todo debe ser sagaz e inteligente. Tenemos que entender que se gobierna desde las bancas legislativas y ejecutivas pero también desde las calles y los medios masivos de comunicación. El manejo eficiente de los escenarios tradicionales de la lucha política junto al uso eficaz de las redes sociales que el desarrollo tecnológico hoy brinda, nos permitirá defender los baluartes que aún conservamos y recuperar los que momentáneamente han caído en la noche neocolonial.
En este punto resulta pertinente resaltar las epistemologías del sur planteadas por Boaventura de Sousa Santos en tanto propuesta para la resolución a los desafíos que este siglo nos presenta en forma de amenazas a las democracias humanistas y nos permitan enfrentar a las grandes formas de opresión vigentes: el capitalismo, el colonialismo y el patriarcado.
A la construcción de estos nuevos paradigmas deberemos realizarla comprendiendo que la interpretación del mundo debe superar la tradición eurocéntrica, permitiendo, por esto mismo, el desarrollo de las miradas de las sociedades hasta ahora consideradas periféricas. Por ello, dado que no hay justicia social global sin justicia cognitiva global, deberemos visibilizar las tradiciones emancipatorias heterogéneas con el fin de (re)conocerlas y valorarlas.
Surge como un imperativo categórico global el apoyo a las luchas de los oprimidos que bregan por su visibilización y su autonomía, tales como los movimientos indigenistas de Latinoamérica y el Caribe, cuyo epítome hoy lo constituye la dolorosa marcha del pueblo guatemalteco que, atravesando Centroamérica busca en EE.UU. una solución a su acuciante realidad, del mismo modo dramático en que antes lo hicieran los refugiados y emigrantes de Asia y África, pidiendo asilo en Europa.
Otra acción impostergable es el compromiso solidario contra la aberrante práctica sistemática de encarcelamiento a las niñas y niños palestinos, de los que Ahed Tamini es sólo un ejemplo entre los cientos de ignominiosos casos que siguen ocurriendo por parte del ejército de ocupación israelí. En sintonía con esta causa, surge la defensa del pueblo saharaui cuya voz estuvo encarnada en la de Jatari Amudí, Rector de la Universidad Popular de Tifariti, a favor del cual, se pronunció el Encuentro de Universidades de los Movimientos Populares que tuvo albergue en este Foro. Redactamos una proclama de reconocimiento que fue firmada por más de cien centros universitarios populares del mundo los cuales denunciaron la ocupación marroquí, la indiferencia de la comunidad internacional y el proceso de genocidio y etnocidio del que son víctimas los saharauis.
El primer Foro Mundial del Pensamiento Crítico trajo nuevos bríos en la defensa de causas por la dignidad humana recordándonos que tenemos sueños, ánimo solidario, convicciones y compromiso social.
Tenemos una fundamentada esperanza de recuperar y defender los derechos de nuestros pueblos.
Imagen de tapa: Sandro PEREIRA, Escuela pública. Tinta sobre papel. 2018.