Renunciamiento
Las mujeres conocemos bien el verbo renunciar. Sabemos conjugarlo y asumirlo. Y no desde una posición victimal. Lo hacemos convencidas, apostando a un porvenir prometedor. Desde Eva, la primera mujer que registra la historia universal, pasando por las bíblicas Sarah, Edith; las mitológicas Ariadna, Antígona, Fedra, la Difunta Correa; las guerreras Macacha Güemes, Juana Azurduy, las científicas Cecilia Grierson, Marie Curie o Mileva Marić, nuestra Eva Duarte, nuestras Madres… La lista sería interminable. Imposible nombrarlas a todas. Y no olvidemos a las cotidianas, a las que día a día renuncian a un amor, a un trabajo, a un placer, por la simple convicción de que lo hacen por una causa superior, inclusiva, ejemplificadora, colectiva.
La Eva bíblica no renunció al paraíso prometido. Renunció a la imposición, al orden jerárquico, a la ignorancia, asumiendo que al Edén había que construirlo. Hace pocas horas, comenzando la Semana de Mayo, una mujer que gobernó nuestro país en dos períodos consecutivos, de manera plural y privilegiando a las minorías, visibilizando a los invisibles, empoderando a las mujeres, a los jóvenes, a los niños y las niñas, a los débiles, nos despertó con un anuncio primero shockeante, luego conmovedor, al punto de hacer derramar lágrimas al unísono en distintas geografías. Sólo bastaron unos minutos para comprender que el anuncio era de amor. Sí, de amor. De humildad, de grandeza, de generosidad. En esta república que obstinadamente se empeña en agonizar social y económicamente una y otra vez, como un sol tibio, una mujer renuncia a los honores, no a la lucha, cediendo los laureles que supo conseguir. Renuncia en pos de la unidad nacional, del movimiento, de la patria. Porque para todas y todos los que militamos en el campo nacional y popular, siempre la patria es el otro.
No me quiero detener en la estrategia, en la inteligencia, en la brillantez de una mujer que aglutina, convoca y tranquiliza, porque eso es un saber concreto y los analistas políticos ya lo hicieron de manera correcta. Me quiero detener un minuto en su humanidad y ponderar su renunciamiento. Sólo Ella, sólo Cristina Fernández, pudo hoy renunciar al paraíso, para que juntas y juntos empecemos a imaginar la reconstrucción de un país devastado por las políticas de hambre y miseria, sometidas y sometidos por el gobierno más nefasto, desde la recuperación de la democracia. La historia juzgará este desastre producido por Cambiemos en el pueblo argentino.
Es hora de recuperar todos los significantes y toda la realidad efectiva que nos robaron. Hoy, gracias a ella, podemos ir adivinando “el parpadeo de las luces que a lo lejos” van marcando el retorno. Me atrevo a tararear el tango, ya no en singular, ni en soledad. Me atrevo a creer que hay otro camino a seguir, a transitar, a recorrer. Todas, todos, invitando a quienes descreen, a las y los pesimistas, a quienes aún no vislumbran que no hay nada más necesario y urgente que recuperar lo perdido.
Imagen de tapa: César CARRIZO. Documentación del momento de inicio de un retrato a lápiz de CFK, al momento de darse a conocer la fórmula Fernández-Fernández.