ENTREVISTA A BEATRIZ MIRKIN

ENTREVISTA A BEATRIZ MIRKIN

Nos encontramos en un espacio de trabajo creado por Silvia Rojkés, lleno de pinturas y unos pocos muebles modernos, sobrios y pulcros. A nuestro elogio por el lugar, Beatriz aclara -“tenía una oficina en el Partido Justicialista hasta que se produjeron cambios y entonces me quedé sin espacio propio; me ofrecieron este espacio para la entrevista, que es moderno y creativo, estamos acompañadas de cuadros… En casa tengo uno enorme de Mami Romero y otro que le compré hace muchos años a Juan Gelossi”- dice mirando las paredes, y mientras nos acomodamos en una oficina más resguardada de los ruidos callejeros, comentamos la propaganda sobre la seguridad, que propone el candidato de Fuerza Republicana. Beatriz Mirkin sacude su cabeza como negando y nos dice -“ese señor no sabe que los presos ya trabajan en la cárcel. Lo hacen porque en su mayoría son hombres, cabezas de familia y deben enviar algo de dinero a su gente, que suele quedar desprotegida. La diferencia entre la población de la cárcel de mujeres con la de hombres es impresionante porque en nuestra sociedad son los varones los que tienden a delinquir. Hace años que la cárcel tiene un taller muy grande, una imprenta, lugares en donde producir artesanías aunque no se hayan mejorado las instalaciones iniciales, que están muy deterioradas y son escasas. Lo que plantea Bussi es que los propios presos hagan la cárcel…”. “Eso es trabajo esclavo”, le comentamos, e inmediatamente iniciamos la entrevista…

 

 

 

ENTREVISTA A BEATRIZ MIRKIN

Candidata a Vice gobernadora por “Hacemos Tucumán”

 

SIN MIGA: ¿De dónde proviene su interés por los temas de género?

BEATRIZ MIRKIN: Estudié en una “escuela de señoritas” la Escuela Sarmiento, que era una escuela teóricamente piloto, por aquello de la promoción de la autodisciplina, quizás por eso era bastante libre. Yo empecé siendo delegada de mi curso y después fui vice presidenta del centro de estudiantes; me recibí en el año 1972.

Eran años muy difíciles. Empecé a militar muy tempranamente, participando de una agrupación secundaria en un momento en el que se constituyó por primera vez la federación de Centros de Estudiantes. Las escuelas experimentales de la UNT fueron la cabeza de aquella construcción, que se llamaba ASENA. Me recibí a los 17 años, o sea que aproximadamente comencé mi militancia a los 14, antes de la elección de Cámpora, en 1973… Incluso en la escuela Sarmiento ya habían empezado las primeras detenciones de algunas estudiantes vinculadas a supuestas denuncias de fugas de presos políticos del Penal de Villa Urquiza, que ya estaban a disposición del Poder Ejecutivo Nacional. Entre ellos se encontraban varios compañeros que participaban de la federación de estudiantes. Todo ese clima hizo que, ya en la universidad, yo participara de una agrupación que ganó el centro de estudiantes en un momento extremadamente difícil, porque por primera vez ganaba una agrupación nacional y popular que era la Agrupación Nacional Universitaria, AUNT.

Me recibí de Profesora en Ciencias de la Educación, soy pedagoga, así que ingresé a la política sin dedicarme al tema específico de género, sino más bien a las cuestiones gremiales-estudiantiles. En 1975, la ONU establece el año internacional de la mujer y empieza, en el partido político al que yo pertenecía, el Frente de Izquierda Popular (FIP), un debate muy profundo sobre las políticas de género. Allí empezamos a discutir sobre el roll de la mujer, sobre cuál era el destino de las mujeres en Argentina. Percibíamos que había un sector de la población totalmente marginado: las mujeres que realizaban las tareas en el hogar de manera exclusiva. Porque las mujeres somos amas de casa aunque salgamos a trabajar afuera, ya que siempre resolvemos los problemas en una doble jornada, una de las cuales no es reconocida y por lo tanto no es paga. Algunos varones no compartían estas ideas – que hoy están siendo tratadas y asumidas por la agenda pública, como la jubilación de las amas de casa, la paridad en la vida política, el cupo femenino y otras – y se alejaron. Entonces, en marzo de 1983, las mujeres del FIP decidimos fundar el Sindicato de Amas de Casa, primero en Tucumán -con la participación de muchas “sarmientinas”-, y luego recorrimos todo el país. En agosto de 1984 se constituyó a nivel nacional con la adhesión de cinco provincias, hoy son diecinueve.

SM: ¿Alrededor de qué ideas se fundó el Sindicato de Amas de Casa?

BM: Primero, comprobamos que en la historia de la Argentina el nombre de los sindicatos expresaba a los trabajadores que representaban. Fue así que pensamos en vincular lo individual, que es el trabajo de las amas de casa, que no están en una fábrica compartiendo y debatiendo, ya que el ama de casa hace su trabajo en soledad y carece de visibilidad, tanto ella como su trabajo. Nos imaginamos qué pasaría si las mujeres suspendiéramos sólo por un día el trabajo doméstico, que significa estar las 24 horas disponible atendiendo a los hijos, a la pareja y a los padres, planchar, lavar, cocinar, establecer y compartir ciertos valores de la familia que se comparten cuando hay comensalidad familiar, porque cuando no la hay -como en estos momentos de crisis- esto trae problemas muy graves para la comunidad, como es el tema de la violencia que, como se sabe, se transmite primero en la casa y luego en los vínculos extra familiares. Pensemos que iniciamos el sindicato cuando la tabla de lavar era un objeto doméstico muy común en todo el interior de la provincia. Ahora, las mujeres pueden contar aunque más no sea con el lavarropas común, que ya es una ayuda para sus tareas. Lo central con las mujeres es que somos las que estamos con la familia, las que transmitimos pautas, valores, la cultura familiar y ciudadana, lo cual provoca que posteriormente los niños se inserten en la vida en sociedad a partir de esa mirada, por lo tanto, en el hogar la mujer detenta un principio de autoridad indiscutible.

SM: ¿Fue allí que comenzó tu participación en las luchas de género?

BM: Sí, claro. Primero en el debate y después en la participación en organizaciones hasta la constitución del sindicato, que nos llevó más de 6 meses porque las mujeres del FIP discutíamos qué convenía hacer y cómo presentarnos. Fui una las compañeras que se inclinó muy fuertemente por esta opción, al ver cómo actuábamos las mujeres y cómo nos sentíamos ante la perspectiva de un posible salario, una obra social y una jubilación, al ser trabajadoras del hogar. Así, presentamos el proyecto para la jubilación de amas de casa en todas las provincias del país en donde existíamos como sindicato e hicimos grandes movilizaciones en 1984, cuando Alfonsín ya estaba como presidente. En todas las legislaturas nos recibieron e incluso, aquí en Tucumán logramos una movilización de más de 5.000 mujeres que fue destacada por La Gaceta, aunque nos caricaturizaron con ruleros y todos esos atributos que los machistas piensan que son propios de las amas de casa. Pero en el único lugar en donde fructificó la jubilación pagada por un gobierno provincial fue en Misiones. Una jubilación que ya no aumenta en cantidad de beneficiarias, sino que a medida que van falleciendo no se renueva. Sin embargo, la moratoria que es llamada “jubilación para las amas de casa”, pero que no es una jubilación propiamente dicha, se inició en Tucumán porque le llegó al gobernador de aquel momento la idea de que podía probar cómo era posible que alguien que no había realizado los 30 años de aporte, podía tener una jubilación… En general, somos las mujeres las que no siempre realizamos aportes, porque nosotras muchas veces trabajamos algunos años hasta que nacen los hijos y entonces abandonamos; luego intentamos reinsertarnos al mercado laboral formal pero nos resulta extremadamente difícil. Por esta razón, la gran mayoría de las mujeres no han hechos aportes sostenidos o simplemente no los han hecho; o intentaron aportar como costureras, reposteras, empleadas domésticas, es decir, como autónomas. Ahora ya existe la posibilidad en el sistema autónomo de pagar, pero las mujeres que no tienen ingresos no pueden pagar aporte mensual. Este proyecto de moratoria que se inició en nuestra provincia, fue conversado con Néstor Kirchner, y ahí se resolvió hacer una moratoria nacional que les permitía jubilarse a todos los varones y mujeres, con algunos años de aportes o no, porque muchas veces los empleadores no les hicieron tales aportes, manteniéndolos fuera del sistema. Actualmente ocurre lo mismo, el 75% de las empleadas domésticas está en negro. Con Cristina se crea la ley que incorpora a las empleadas domésticas al sistema previsional. Recuerden que el único rubro que en el año 1973 había quedado fuera de la Ley de Contrato de Trabajo fue el trabajo doméstico; quedó como un estatuto que venía desde la época de Eva Perón. Durante mi ministerio hicimos muchas visitas a sectores residenciales en Barrio Norte y countries y logramos avanzar con el reconocimiento de ese derecho, pero ahora hemos retrocedido debido a la crisis: las mujeres volvemos a ser las primeras en perder nuestro trabajo, al no ser reconocidas. Aquella moratoria del gobierno de Néstor Kirchner permitió jubilarse a más de 2.000.000 de mujeres y a 800.000 varones, quiere decir que nosotras estábamos en una situación de desigualdad muy evidente y absoluta. Pero Cambiemos ha planteado que una vez que termine la moratoria de los que gozan ese beneficio, no habrá más para otros, con lo cual, el martes 14 de mayo presenté en el Senado de la Nación un pedido de prolongación de la moratoria. Yo ya presenté un proyecto de jubilación para las amas de casa que está durmiendo el sueño de los justos, pero mientras tanto, es necesario que continúe la moratoria para varones y mujeres, porque será una locura que tantos ancianos y ancianas queden a la intemperie, abandonados por el Estado, desarmando el sistema provisional. Llegar a la famosa Pensión Universal para el Adulto Mayor (PUAN), que otorgará al jubilado sólo el 80% de la jubilación mínima, a los 65 años las mujeres y a los 70 los varones, sería destrozar el sistema jubilatorio e impedirles una vida digna en los años más difíciles y de mayor consumo de medicación y de gastos médicos diversos.

SM: ¿Cómo abordó las problemáticas de la mujer durante su Ministerio de Desarrollo Social en el gobierno anterior?

BM: Hicimos varias cosas. No estrictamente desde mi ministerio, creamos una especie de “consejo” que vinculaba a todos los ministerios y que era conducido por Desarrollo Social para abordar desde un observatorio de la mujer los problemas no sólo de la mujer, sino de violencia de género, que incluye a los varones y otras identificaciones sexuales. También, conjuntamente con el Poder Judicial, promovimos la creación de la Oficina de la Mujer. No sé si recuerdan que hubo una reunión de varias provincias con las que nos comprometimos a que sus poderes Legislativo, Judicial y Ejecutivo establecieran un mecanismo-sistema creado por ley (aquí no se lo creó por ley sino a través de un protocolo de actuación) para permitir llegar a la denuncia a las mujeres agredidas, que son aproximadamente un 85%, pero también varones, que son un %15. En el mundo de la violencia de género, estos varones son menores, no mayores, salvo caso excepcionales. Esta gente llega a la denuncia después de muchas peripecias porque el tema de la violencia empieza con el maltrato psíquico hasta llegar al golpe. Las mujeres demoramos enormemente en tomar la decisión porque siempre pensamos que las personas que quisiéramos que nos amaran, no desean hacernos daño. Entonces se produce una situación muy difícil en la psiquis de la mujer y la de su familia, se cortan los lazos de vinculación con los otros y así, hasta que por fin llega la denuncia. Las españolas dicen que ellas no han logrado bajar el índice de ataques y femicidios, pero sí reducir el tiempo desde que empieza el problema hasta que se realiza la denuncia. Una vez que ésta se lleva a cabo, si actúa bien el Poder judicial, el tema va directamente a la fiscalía y, si se comprueba la denuncia, se excluye del hogar al golpeador. Frente a esa circunstancia, las mujeres tenemos hasta ahora el botón antipánico que, paradójicamente, deja bajo nuestra responsabilidad cuidarnos del agresor. Yo presenté en el Senado de la Nación una propuesta para que el victimario lleve una tobillera que permita georreferenciadamente saber los pasos del agresor, para que no se pueda arrimar a su víctima. En la práctica, esto está haciendo el Consejo Nacional de las Mujeres, pero condicionado a su bajo presupuesto porque aún no es ley. Tucumán tiene aproximadamente 80 tobilleras pero frecuentemente son usadas para los varones que salen de la cárcel con arresto domiciliario. Por eso necesitamos una ley y un presupuesto, para así tener una mayor disponibilidad de tobilleras, proporcional a la cantidad de denuncias. Sin embargo, somos conscientes de que esto tampoco resolvería el problema definitivamente porque uno de los problemas más grandes que tiene la mujer en el tema de la violencia es la falta de autonomía. Entonces, la propuesta es que a la viabilidad de la denuncia se le agregue un lugar en el que pueda refugiarse la mujer violentada, porque si en el hogar está el golpeador, lo primero que hay que hacer es salvar a la mujer en peligro y a sus hijos, ya que en la gran mayoría de los casos, no tienen adónde ir ni ingresos propios. Uno de los primeros tipos de violencia que se ejerce es la violencia económica que dificulta enormemente la vida de las familias. La idea es resolver el tema de una vivienda autogestionada y del ingreso de las víctimas.

A través de mi cartera, Desarrollo Social, también nos dedicamos el tema de los emprendimientos productivos encabezados por mujeres. A los más pequeños los encarábamos con subsidios o con microcréditos y a los más grandes, aquellos que ya podían convertirse en pequeñas PyMES, los abordábamos a través del Ministerio de Desarrollo Productivo. Y con el Ministerio de Educación trabajamos mucho el tema de lo que hoy se conoce como Educación Sexual Integral (ESI) que lamentablemente no se aplica en nuestra provincia porque no ha adherido. No se entiende que la educación sexual desde temprana edad promueve el respeto, la consciencia y el cuidado del cuerpo para que nadie lo pueda tocar… es decir, cuestiones que no necesariamente tienen que ver con la genitalidad porque lo que se plantea es la información desde el inicio. Cuando niños y niñas adquieren esa conciencia desde pequeños en la familia, cuando llegan a la escuela están en otras condiciones para afrontar posibles abusos.

SM: ¿Qué rol le otorga a la educación en el compromiso de trabajar la igualdad de derechos? Háblenos de los problemas que ha tenido la ley de la Educación Sexual Integral (ESI) para implementarse en el sistema público educativo.

BM: Yo le asigno un valor central. La provincia de Tucumán debería adherir a la ESI, y si no adhiere, tendría que establecer un protocolo de actuación para un debate en el que participen los padres y la comunidad educativa toda, los diferentes credos, la comunidad originaria, todos, porque no es un problema de fe. Por el contrario, se trata de un problema práctico, real, que se encara y se debate con los niños y niñas en relación a sus cuerpos, de las cosas que les pasan o pueden pasarle diariamente. Nadie vive en una sociedad en donde no haya varones y mujeres que hoy, felizmente, la educación pública ha integrado. No podemos regresar a las escuelas del pasado, en donde las mujeres y los muchachos asistían separadamente. De manera que la educación sexual forma parte de lo que yo llamaría educación democrática para la vida integrada, para la paridad, para la inclusión, no sólo de varones y mujeres, sino de personas que tienen otras identificaciones sexuales, así como de personas con dificultades económicas. Todas cuestiones en las que habíamos avanzado mucho y ahora hemos vuelto atrás; dada la situación económica actual, muchos niños y niñas han tenido que volver a trabajar, abandonando las escuelas. Cuestiones que tocan especialmente al mundo de las mujeres, porque por cuidar a hermanitos menores o a ancianos, son las primeras en dejar de estudiar. Estas cosas también tienen que ver con la ESI, porque tienen que ver con adquirir conciencia sobre derechos, no sólo, como piensa tanta gente, con la genitalidad.

SM: En Tucumán existe una clase muy conservadora que de alguna manera ha despertado y que está militando incluso en contra de este proceso que tiene que ver con la educación sexual

BM: Creo que mucha gente no conoce lo que es la educación sexual y hay una línea muy dirigida a decir que se trata meramente de educación genital o a promover las relaciones sexuales promiscuas. El aumento de los embarazos adolescentes lo confirma, quiero decir, lo admitamos o no, los adolescentes tienen relaciones sexuales. Negar eso no es de una sociedad madura. Los chicos preguntan desde los primeros años, y para esas preguntas debe haber respuestas inteligentes, reales y adaptadas para cada etapa, como lo plantea la ESI. Una educación para la paridad, una educación para la igualdad, una educación para el respeto de los cuerpos, es lo primero que debe existir en cualquier proyecto educativo.

SM: ¿Cómo cree que los nuevos modelos de familia se integran a la vida social en una sociedad como la nuestra?

BM: Con dificultad. Cuando una plantea que no es “la” familia, sino “las” familias, hay muchos problemas para aceptarlo, hay mucha resistencia a la adopción, por ejemplo, o a la posibilidad de concebir hijos biológicos en parejas de mujeres, a la posibilidad de decidir cómo y con quién armar una familia. Todos estos casos son todavía mirados con recelo. En la vía pública se perciben claramente estos prejuicios. A la sociedad tucumana le cuesta mucho aceptar lo diferente.

Antes escondían a los discapacitados hasta que el gobierno les otorgó una pensión; así, cuando existió el derecho a una pensión por discapacidad, vimos que había una cantidad importante de discapacitados que accedieron a una pensión, que este gobierno ahora les está quitando, entre otras cosas, bajo la forma de poner muchas trabas para su efectivización. Ahora ocurre un fenómeno similar con las situaciones de las familias, con el matrimonio igualitario o de personas de muy diferentes edades. Aquí también pierde la mujer porque aceptamos más fácilmente una pareja en la que el hombre es mucho mayor que la mujer, pero nunca al revés. Sigue siendo muy mal visto, o sea que las mujeres siempre estamos en inferioridad de condiciones…

SM: En su rol de senadora, ¿cómo ha sido su trabajo en la Banca de la Mujer?

BM: Trabajé activamente en la Banca de la Mujer en varios proyectos que he presentado y acompañado. La Banca de la Mujer es la única que está integrada por todas las mujeres que componen la cámara. No tiene cupo por bloque, sino que participamos todas, y todas pueden presentar proyectos, aunque también hemos debatido proyectos de varones que involucran problemáticas de la mujer. Sin embargo, es curioso que la senadora Elías de Pérez no participe de esa banca. En general Cambiemos no se ha integrado, salvo excepciones. Al estar tan dividido el tema, lamentablemente, para los debates por la Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE) no se hizo reunión de la Banca. En ese debate, quienes estábamos a favor de que hubiera igualdad entre las mujeres que se practican un aborto en la seguridad de una clínica y aquellas que lo hacen de manera clandestina, que es lo que queremos resolver -que no haya más abortos clandestinos-, pusimos a consideración una tercera propuesta que, sin embargo, tampoco fue aceptada por quienes se oponen a este derecho, es decir que se oponen a cualquier modificación al proyecto de ley del Código de Vélez Sarsfield, que ya tiene cien años. Silvia Elías de Pérez, lo que hace es levantarse de la banca en el momento en el que se está por debatir y que se está por votar cualquier tema vinculado a derechos de las mujeres. Si una mira en las sesiones filmadas, se observa que no está presente porque ella se retira directamente. No vota.

SM: ¡Qué extraño que no se quede y vote en contra!

BM: Se retira. Aunque con la IVE fue quien llevó adelante la discusión en contra, pero en el resto de las discusiones en torno a otros derechos de la mujer se ausenta. Cuando una se abstiene, da quórum, pero favorece al contrario, y cuando una se retira, no figura que estuvo presente entonces no incide en la votación. Lo que ella no quiere es mostrar exactamente qué piensa, ya que al retirarse evita dar sus opiniones. Sin embargo, podemos no hablar pero nuestras estrategias hablan a las claras sobre lo que realmente pensamos.

SM: Usted, que se halla especialmente interesada en las problemáticas de la mujer ¿cómo ha tomado el episodio que su compañero de fórmula, José Alperovich, ha protagonizado con una periodista?

BM: Bueno… me pareció que traspuso los límites de la relación que él había tenido anteriormente con esa periodista…

SM: … después se retractó…

BM: Sí… Alperovich tenía con ella una vinculación de mucho tiempo, de cuando era gobernador y ella “movilera” y pasaba muchas horas en la casa de gobierno. En ese entonces los funcionarios tenían una relación con los “movileros” que era muy cotidiana y hasta de afecto, diría…. Pero bueno… no era ni el lugar ni el momento para actuar así porque se lee como un abuso. Esos comentarios ya no se entienden como algo agradable porque hoy en día se exigen relaciones más profesionales, en especial cuando las mujeres estamos de por medio. No me cayó nada bien. Le transmití a Alperovich que no estaba de acuerdo, porque a él le costó entender que había sobrepasado los límites de lo aceptable.

SM: Mucha gente estuvo de acuerdo con el Senador Alperovich, como se leyó entre los foreros de La Gaceta. No pareció incorrecto, sino que solamente le había dicho a la periodista que era linda, que se trataba de un simple piropo. Incluso mujeres opinaron así.

BM: Exactamente. Muchos consideran que es un inocente piropo. Pero los piropos hoy son considerados como una forma de violencia verbal porque cosifican a la mujer, se los percibe como un tipo de abuso… No. No estuve de acuerdo con aquello.

SM: Una última pregunta: en el caso de que la fórmula Alperovich-Mirkin fuera electa, ¿cómo ve su rol como vice-gobernadora?

BM: Como Vice-gobernadora, yo no podré elaborar proyectos, pero sí trabajar algunos con el Poder Ejecutivo porque no se trata del mismo rol de legisladora. Voy a fomentar algunas cuestiones hablando con la Cámara Legislativa en temas como los vinculados a cuestiones de género, trabajo y seguridad que los que aparecen como demandas graves de la provincia. Quiero decir, fomentaré el debate sobre el género, la paridad, el derecho al trabajo y a la seguridad, pero como la Legislatura es el espacio de representación parlamentaria, es decir de representación popular, me parece que debe ser el lugar para la interreligiosidad es decir para que también estén representados los sectores que tienen que ver con otros credos. En consecuencia, voy a trabajar para crear un espacio de representación de los pueblos originarios y de todos los credos porque hoy, no sólo en los despachos sino en el espacio común de los legisladores, la única presencia simbólica es la de la religión católica. Quiero decir, aunque el pueblo argentino es mayormente católico, el Estado es de todos y para todos.

SM: ¿y cómo ve la integración de Cristina al PJ?

BM: Siempre creí que Cristina tenía que estar. Ella es peronista, no se puede dudar de eso a pesar de que decidió constituir Unida Ciudadana, pero ése es el nombre de un frente, no de un partido. No hay que olvidar que el peronismo siempre fue frentista justamente porque sólo con el peronismo no alcanza para ganar las elecciones. El campo nacional y popular requiere de los trabajadores, de amplios sectores de la clase media, de los pequeños empresarios y me parece que la presencia de Cristina es muy importante no sólo porque es mujer, sino porque es una gran estadista, aunque haya sectores dentro del peronismo no estén de acuerdo. De todas formas, creo en las PASO y en dotar de fortaleza a la fórmula que triunfe en ellas que, no me cabe duda, tendrá a Cristina como una de sus integrantes. Después de las elecciones del 9 de junio el sector que represento junto a Alperovich, trabajará por Cristina presidenta*.

 

*(Esta entrevista fue realizada en días previos al lanzamiento de la fórmula “Alberto Fernández-Presidente, Cristina Fernández-Vicepresidenta).


Imagen de tapa: ilustración de César Carrizo.