Adiós a la maestra de escritores
A nuestra “Tremenda” Mercedes Chenaut. *1
por Natalia Zanotta
“Sólo es nuestro el que ha muerto, sólo es nuestro lo que perdimos”
(Jorge Luis Borges)
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El día que te conocí, yo caminaba con mi hija bebé, Florencia, en su cochecito verde con soles. Llevaba en la mano un cuaderno “Gloria” y una lapicera negra. Había leído un aviso en un diario local que decía “Animarse a gritar”, y yo, tan acostumbrada a la corrección del silencio y a callar, caminé decidida desde el Barrio Piedrabuena hasta la Casa de la Cultura Municipal del Parque 9 de Julio, para intentar develar de qué se trataban esos gritos a los que tan amablemente me invitabas a descubrir.
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Es difícil poner en palabras lo que encontré ahí. Extremadamente difícil. Intentaré, como dice tu amado Georgie, “ser fiel a mi relato”, y en todo caso, sabrán disculparme si la hipérbole se apodera de mí.
No hay lugar en ella para lo pequeño, para lo nimio, para lo efímero, ni en nada de lo que me dejó. Hablo de mí, de la que fui, de la que soy y de la que seré, después de dejarme atravesar por ese torbellino de saberes y emociones que me quedan como el legado más preciado al que un ser humano puede aspirar: el conocimiento.
Me encontré con una mujer capaz de cambiar la dirección del viento, el vuelo de las aves, el sonido de las balas, la certeza de que no hay destino inexorable, ni laberinto imposible de transitar. Me encontré con Ulrica*2 y una tumba abierta en Ginebra, que nunca más se volvió a cerrar. Vi el Aleph *3 y el punto del universo en donde todo cabía. Vi las Sagas Volsungas *4, Las mil y una noches y ella representando a la perfección a Scheherezade. Vi el amor que se correspondía con todo lo que, todavía, yo no podía enunciar.
Escribo esto mientras la lloro, es justo llorarla. Tan justo, que olvido los tiempos verbales y las comillas, porque nada en su vida fue “entre comillas”.
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Me niego a despedirte, a decirte hasta siempre. Me niego a convencerme de que cerraste tus ojos y no los vas a volver a abrir, porque las “mujeres de ojos grandes”, nunca dejan de mirar qué hay debajo de la pintura de una pared. Y vos me enseñaste a rascar con las uñas, hasta sangrar, hasta encontrar, hasta dar conmigo de una vez.
Me quedo con el vuelo en el avión de Austral de 1997, aquel que nos llevó a Feria del Libro y al hotelito de la avenida de Mayo, ese mismo donde nos atendió un español que nos dijo: “¿Escritoras? Enhorabuena!” Y nos miramos, cómplices y orgullosas de compartir el oficio por primera vez.
Me quedo con la tarde que me dijiste: “Sos poesía, no te traiciones”.
Me quedo con el color turquesa y con el verde. Con Emma Zunz*5, a quien tanto amamos, aunque sólo difieran “las circunstancias, la hora y uno o dos nombres propios”.
Me quedo con tu imprudencia, con tu coraje, capaz de derribar muros y prejuicios. Con tu valentía para desafiar élites y ser fiel a tus gritos y convicciones. Con tu “tercer ojo”. Con tu generosidad para decirme: “has logrado lo imposible, provocar y conmover a lectores”.
Me quedo con los cafés en el Tortoni, confesándonos lo inconfesable y dándonos la razón.
Me quedo con tu último abrazo, el que temí darte, porque ya me dolía tu dolor.
Me siento incapaz de seguir escribiendo. Sólo tu Georgie y la “Cofradía” que creaste para albergarnos en un grito eterno, me autorizan a continuar y lo cito y lo vuelvo a citar:
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Everness *6
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“Sólo una cosa no hay. Es el olvido.
Dios, que salva el metal, salva la escoria
y cifra en su profética memoria
las lunas que serán y las que han sido.
¿Qué importa la palabra que me nombra
si es indiviso y uno el anatema?”
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Y esta parte del Poema de los Dones *7, que tanto te gustaba repetir:
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“Groussac o Borges, miro este querido
mundo que se deforma y que se apaga
en una pálida ceniza vaga
que se parece al sueño y al olvido.”
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Mercedes o Mercedes, definitivamente Mercedes, que la luz sea tu lugar eterno, porque alumbrar era tu arte, tu deseo y tu nombre. Siempre en mí. Siempre. Gracias.
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Con cariño, admiración e infinito agradecimiento,
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Natalia Zanotta
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*1. Ref. “Tremendas”, libro de relatos de Mercedes Chenaut.
*2. Ref. Ulrica, cuento de Jorge Luis Borges.
*3. Ref. El Aleph, cuento de Jorge Luis Borges.
*4. Ref. Ulrica, cuento de Jorge Luis Borges.
*5. Ref. Emma Zunz, cuento de Jorge Luis Borges.
*6. Ref. Everness, poema de Jorge Luis Borges.
*7. Ref. Poema de los Dones, de Jorge Luis Borges.
Mercedes Chenaut
Nació en Tucumán el 19 de Junio de 1957. Licenciada en Letras por la Universidad Santo Tomás de Aquino, fue una escritora precoz: a los 17 años comenzó a publicar sus relatos en medios locales. En la década del 90, trabajó en el CILIJ (Centro de Investigación en Literatura Infantil y Juvenil de la Universidad Nacional de Tucumán) en el Área Investigación y Docencia. Durante dos décadas fue coordinadora del taller literario “Animarse a gritar”, donde fue maestra y formadora de varios escritores y escritoras actuales de gran reconocimiento. Junto a otros escritores, co-fundó la revista literaria “A Turucuto”. También coordinó y fue la responsable de un espacio cultural de verano en la Estancia Los Cuartos, en Tafí del Valle, a la que llamaba “mi lugar en el mundo”. En La Gaceta Literaria publicó cuentos, poesías, crónicas de viajes y prosa lírica. Como cuentista colaboró en varias antologías. Escribió junto a Juan Carlos Yapura, nativo tafinisto, un libro de carácter literario antropológico titulado “Memorias de un elegido: Juan Carlos Yapura y los Tesoros de Tafí”, que lleva ya dos ediciones. Dictó numerosos cursos y conferencias, y actuó como expositora sobre temas literarios –muchos relacionados con el universo borgiano. Aparte, presentó en congresos y simposios varias ponencias con temáticas vinculadas a la tierra tafinista que tanto amaba. Mercedes Chenaut falleció el 20 de Diciembre de 2020. La cultura tucumana – a la que dedicó una enorme parte de su vida -, la va a extrañar siempre.
Natalia Zanotta
Poeta tucumana (n. 1973). Ha publicado publicado dos poemarios, “Urgencias” (2013, Ediciones de la Eterna) y “Dicen que fue por amor” (2015, Ediciones de la Eterna). Fue invitada a presentar “Urgencias” en Casa de las Américas (Cuba) y en Casa de la Cultura de Tucumán, en Baleares (España), en 2013. Como dramaturga, ha participado en el libro “Colectivo Íntimo 4” (2014), junto a otros autores.
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