ODIAN A CRISTINA PORQUE ODIAN AL PUEBLO
En días de perplejidad y dolor, Aldo Ternavasio comparte con SinMiga sus reflexiones sobre la escandalosa condena a Cristina Fernández de Kirchner. Un poco de luz, en medio de tanta opacidad.
ODIAN A CRISTINA PORQUE ODIAN AL PUEBLO
Por Aldo Ternavasio
La condena a Cristina demuestra tres cosas: la ausencia de los delitos de los que se la acusa pues si estos hubiesen sido reales, no sería necesaria tal condena. Demuestra también la arrogancia performativa de los que pretenden mandar, ya que la fiscalía no sólo no pudo aportar evidencia en contra de la vice presidenta, sino que los propios testigos de la acusación terminaron exculpándola. Finalmente, el tribunal reconoce que no se pudo cuantificar el monto de la defraudación por la que se la acusa y, por tanto, tampoco se logró establecer el daño económico del supuesto mega acto de corrupción que, sin embargo, dan por demostrado. La prueba, en rigor, es la falta de prueba.
Nada de esto importa. Aquí lo importante es dejar claro quiénes ejercen el poder desde las sombras de las instituciones. Más allá de ellas, pero por medio de ellas. Lo verdaderamente importante es hacer sentir la arbitrariedad discrecional, el carácter infundado de la condena y, por tanto, la impotencia de la voluntad popular frente a la voluntad de los amos. Paradójicamente, al hacerlo, dejan ver su propia impotencia, es decir, la imposibilidad de dominar sin poner sobre la mesa la corrupción terminal del poder judicial.
La entente entre Clarín (al mando de Asociación Empresaria Argentina), el Macrismo y el poder judicial federal (un puñado de jueces, camaristas y fiscales) son el equivalente democrático de las Tres Armas. No pueden gobernar sin violentar el Estado de Derecho.
Ahora bien, la pregunta es si parte del PJ dará esta batalla o si la tentación de ‘sacarse de encima’ al kirchnerismo será más grande. En 2015 se impuso esa tentación, pero la experiencia de los cuatro años de Macri, le hizo cambiar de idea. El kirchnerismo resultó ser el hecho maldito del pejotismo burgués. A este último, el macrismo le hizo entender: o con ellos o en contra de ellos, así que sin Cristina no pueden pero con Cristina no mandan. El problema es simple, no se trata de nombres, sino de banderas.
La condena de hoy simplifica el campo de batalla. Con el pueblo o contra él. Con algo que pueda llamarse democracia popular, o con esta dictadura empresarial. Lo molesto para los tres hombrecitos rancios y grises que condenaron a Cristina (y para todos los que la padecen), es que su presencia arruina esa incesante rosca que se trama sin descanso en pasillos sombríos, despachos de lujo, mansiones paradisíacas y suntuosos aviones privados.
Mientras tanto, mientras todo esto se dirime, aumentan el hambre y la pobreza. Los pobres se hacen más pobres y los ricos, por supuesto, mucho más ricos: dólar soja y un nuevo blanqueo para completar la orgía de la fuga.
La ferocidad contra Cristina es directamente proporcional a lo que los pueblos pueden.
Imagen de tapa: Myriam HOLGADO, Las madres (detalle). Xilografía. 1968 (gentileza de Gaspar Nuñez)