Verano invencible | por Patricia Salazar
Verano invencible
I.
me levanto, abro el balcón
veo sol y me deprimo
igual que mis plantas
que se van secando
junto conmigo, no
las riego, como debería
ni tomo tanta agua
como debería.
somos hermanas
de sed, mis plantas y yo
y hemos empezado
a resquebrajarnos.
II.
mi madre ya no me llama
por teléfono
para avisarme qué temperatura
hay, si va a llover o no
y cómo debería vestirme
para ir al centro.
ella está en un lugar
sombrío y fresco, donde
el sol jamás podrá volver
a tocarla.
III.
en mi familia todos somos
adoradores del invierno.
hoy, por ejemplo, en que
el calor ha arrasado la ciudad,
si fuera domingo, mi hermano
pondría el aire al máximo,
sin importarle horrendas
boletas en un futuro cercano.
yo tendría puesta
una pashmina celeste
que heredé de mi madre,
mi hijo un gorro gris que usa
todos los junios,
mi sobrina
estaría envuelta
en una frazada de polar
rosa y con ositos,
mi cuñada estaría tiritando
feliz en su solera negra
y mi hermano se sentiría
el rey del universo
por haber derrotado al sol.
mientras Mora, la perra, estaría acostada
en el pasto, inmersa en su pelambre
incendiada y protectora,
entregada al desaforado estío
que ama locamente.
pero es martes,
todos estamos
en lugares diferentes
y los rayos violentos del sol
nos derriten como a velas
sobre latas en un corte
de luz.
Imagen de tapa: Ilustración de Patricio Corvalán