Fallaron

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Fallaron

Lucho Sosa ha muerto después de 47 años. En este treinta del nueve de este inhumano veinte veinticuatro, la familia Sosa escuchó el veredicto de la Megacausa Jefatura III, en una sala repleta de familiares de las más de 230 víctimas. El Tribunal Oral Federal conformado por jueces de las provincias de Córdoba, Santiago del Estero y Catamarca, otorgó nueve perpetuas y otras penas menores, a partir del trabajo de excelencia del Ministerio Público Fiscal con las pruebas y testigos de las causas.

Tal vez porque vivimos una época de borramiento de legados simbólicos, me costó decidir presenciar la lectura del fallo y escuchar lo que subjetivamente sabía me incomodaría en este ritmo de aniquilamiento de época. Finalmente estuvimos ahí mi mamá, mi hermano, mi hija Zoe y yo. Minutos antes pensaba en la importancia de haber andado y desandado recorridos racionales y no tanto. La desaparición de Lucho, su negada muerte como origen de todas las preguntas. En los comienzos de la búsqueda de justicia estuvieron personas imprescindibles como mi amiga-hermana Matilde con su mirada más allá de mi dolor, con su impulso por ver la importancia de lo vivido en lo familiar aunque más no fuera por dos años y medio, por lo fundamental de marchar uno y todos los 24; como mi Zoecita que me sacó del lugar de enojo con el Lucho desaparecido, asegurándome que él no se había ido, que lo llevaron y que jamás hubiera desaparecido de nuestras vidas. También cuentan los impulsos de amor de las Ber, las Cecis, las Naty, las Edith, las Eli y Li, las Milas y Milis, las Jo, las Marianas, las Anto, las Vero, las, las y los Patos, los H, los, los … Vengo tramitando el dolor de la pérdida de Lucho desaparecido desde hace bastante tiempo, de diversas formas y colores. Ese irreparable y brutal arrebato del más grande amor conocido nos marcó sin dudas como familia, pero este día lunes de sentencia, al igual que el lunes del secuestro, me ha impactado en el cuerpo. Hace 47 años con la imposibilidad de respirar en forma normal y quedándome pelada. Hoy con la sensación física de haber recibido una paliza. Fueron poco más de dos horas de escuchar con Zoe al lado (contabilizando la cantidad de perpetuas), mi hermano con la foto de Lucho en su cabeza a modo de súplica, mamá tal vez reviviendo viejas angustiosas esperas, y yo con la foto de la sonrisa eterna en alto –expresión manifiesta en todas las marchas del 24 y multiplicada, especie de mantra, en mis amigas–.

Lucho desaparecido ha muerto, Mariana. La muerte está probada en sede judicial, ahora es real y por tanto ya no será perpetuo doler esa separación, me decía durante el transcurrir de la sentencia. Hoy mi papá tiene su nombre, Luis Alberto Sosa, escrito nueve veces en un dictamen seguidamente a cada acusación; primero del autor material –por delitos de violación de domicilio, privación ilegítima de la libertad y homicidio calificado– y luego de los dos partícipes necesarios –en los mismos delitos– dándoles prisión perpetua. Este fallo del TOF es para mí, para nosotros, una sentencia de vida. Sostenemos el legado de dignidad imprescriptible construido por familiares y organismos de derechos humanos; el camino de la lucha colectiva por más Memoria, Verdad y Justicia, porque 30 mil somos todos.

 

– Hola papá. Nunca he podido verme en tus ojos. Me veo en tu sonrisa, forma de todas las almas. Chau papá. (Mariana Sosa)

 


Mariana Sosa
Contadora pública nacional por la UNT, escritora y militante peronista.

Imagen de tapa: Lunes 30/09/2024. Mariana Sosa. Hija de Luis Alberto Sosa, secuestrado un lunes 21 de Junio hace 47 años. (Créditos a Zoe, por la foto de su publicación en ese día).