VIENEN POR ELLAS

VIENEN POR ELLAS

En este breve ensayo, María Dolores Guerra no sólo aborda el sentido general de incluir en las aulas la lectura de libros como Las primas de Aurora Venturini, Las aventuras de la China Iron de Gabriela Cabezón Cámara, Si no fueras tan niña de Sol Fantin o Cometierra, de Dolores Reyes, sino que lo hace enfocándose en la importancia de incorporarlas en las escuelas de nuestra propia provincia. La de Marita Verón, la de Silvia Carolina Herrera, la de Fernanda Iramain, la de Abigail Riquel, la de Rocío Milagros Rojas y la de otras tantas que se suman a una extensa lista de adultxs y niñxs abusadxs, desaparecidxs y/o asesinadxs. Por eso, en un contexto en el que las políticas de género son menospreciadas tanto como la necesidad de la aplicación plena de la ESI, Sin Miga convoca a leer de manos de una docente experta, un texto que nos explica por qué sí abordar críticamente aquellas controvertidas obras literarias.

 

 

VIENEN POR ELLAS

Cometierra en las aulas tucumanas

por María Dolores Guerra

 

La casa se me oscureció como si la hubiesen tapado con una tela negra. Tuve ganas de prender la luz para que no nos tragara la noche que la tierra había desplegado alrededor nuestro. Tan oscuro todo, tan un pozo profundo al que nunca llegaba la luz del sol, que bueno no podía ser. Cuando estaba a punto de parar, de abandonar por el miedo y abrir los ojos, empezó a irse la oscuridad, como si alguien estuviera prendiendo velas, una atrás de la otra y los ojos se acostumbraran a ver.

Cometierra, Dolores Reyes (2019)

 

“Todo arte es político”

En la 47° edición de la Feria del Libro, en mayo del 2023, la escritora, activista lesbiana, Gabriela Cabezón Cámara, autora de Las aventuras de la China Iron, presentaba Miseria, la segunda parte de Cometierra de Dolores Reyes y con ello su manifiesto en el que proclamó que Todo arte es político. Sus obras pronto se convertirían en estandartes de denuncia al patriarcado y crítica social a las instituciones.

Cometierra, ópera prima de una escritora docente, madre de siete hijxs, activista, se constituyó en instrumento de lectura de diversas y heterogéneas aulas argentinas. Una auténtica herramienta de pensamiento y reflexión ante la realidad que atraviesa la mujer tercermundista, latinoamericana.

Cecilia VILLAFUERTE, Textos textiles (Argentina en llamas). Pañuelo antiguo bordado a mano. 25 x 25 cm. 2021. Fotografía: Fausto Verón

Relato de una adolescente del Conurbano que se conecta con desaparecidxs vivxs o muertxs a través del contacto con la tierra que han frecuentado: su gusto le dicta el paradero de personas desaparecidas, por lo que lxs familiares la contactan en su angustia al no recibir respuesta del Estado. Un femicidio en particular abre ese don cuando todavía es una niña y su madre todavía está viva: el de su maestra, cuyo cuerpo violado es encontrado en una esquina gracias a su visión. Según viejas categorías literarias se podría definir la narración como una novela policial con rasgos de Realismo Mágico. Pero es preciso establecerla como una bomba literaria y transgresora para un sector que ha avanzado en estos últimos años, a espacios, territorios culturales, economías, discursos y se ha apropiado de la palabra “libertad” y hasta de expresiones culturales como el rock.

En un escenario en el que la batalla cultural se disputa la legitimidad de las metáforas, donde se enfrentan influencers, artistas, intelectuales, en el que se cuestiona el pensamiento crítico en las aulas; Cometierra no es ajena a la censura, tampoco Las primas de Aurora Venturini ni Las aventuras de la China Iron de Gabriela Cabezón Cámara o Si no fueras tan niña de Sol Fantin. Debate que se estableció en las escuelas bonaerenses con la prohibición de su lectura por parte de un gobierno que se ha manifestado en contra de la ESI en las aulas bonaerenses y ha iniciado la caza de brujas. Mientras tanto, en Tucumán, bibliotecas desabastecidas, manuales y más manuales.

 

El peligro del arte en las aulas.

Las expresiones artísticas que tomaron las calles hace unas décadas en nuestra provincia, explotaron las periferias y llevaron su novedad a cada espacio emergente autogestionado, período en el que el acto creador explotaba en lugares inhóspitos, y en las aulas avanzó la lectura de textos científicos, informativos, pocxs docentxs proponían talleres literarios, casi no se hablaba de poesía y las colectividades seguían al pie de la letra los contenidos que se debían proponer como un versículo bíblico en que los mensajes moralistas y de “valores” a los que debíamos regresar, porque con tanta revolución digital se habían desorientado lxs jovenxs, lxs niñxs bien y después lxs hijxs de lxs trabajadorxs para no sentirse excluidxs, que se ajustaron a las premisas de la derecha más rancia. En este marco una nueva propuesta pedagógica fue gestada en el caldo reaccionario con dios, patria y familia y la Educación Emocional, para hacer frente a la ESI.

En Julio recibimos a Dolores Reyes en la Feria del Libro de Tucumán, en un acto de militancia ha respondido a la convocatoria de una provincia norteña, periférica, un emergente cultural que tradicionalmente ha cuestionado la hegemonía centralista del país desde sectores artísticos, cuya identidad se constituye desde la permanente búsqueda de representatividad y cuestionamiento. He tenido la oportunidad de agradecer su producción y comentarle que en mis aulas Cometierra es un instrumento de reflexión, un disparador que devela el sometimiento y violencia que en este último año se ha intentado invisibilizar, que su metáfora convoca a la reflexión de una realidad que atraviesa a las mujeres latinoamericanas. Leer su novela en un abordaje de femicidios impunes de la provincia, en el marco contextual de trata de personas, explotación sexual y violencia patriarcal, se ha convertido en un estandarte de reflexión y disparador de inventarios interminables de sometimiento cotidiano, que día a día experimentamos las mujeres. ¿Para qué sector es peligroso Cometierra? En el norte, ante las redes de trata de personas ¿para quién es peligrosa la ESI?

Si Cometierra formara parte de esta realidad, el caso Loan ya se hubiera resuelto, como el de Milagros y Benicio, el de Daiana Garnica, el de María Cash y los de tantas chicas desaparecidas.

 

El lenguaje en el ojo de la tormenta.

Los argumentos sobre el tratamiento del lenguaje en la novela, las categorías a las que las editoriales proponen literatura juvenil, qué leer o no en las aulas, o el mensaje optimista que se debe buscar al seleccionar una obra en el aula, desprovista de crítica, es la sutil legitimidad de un sector que ha cobrado fuerza y ha ganado las urnas.

Si el lenguaje poético en Cometierra escandaliza más que el femicidio de la maestra o el secuestro y desaparición de las víctimas, si el lenguaje literario no es comprendido desde la perspectiva de Mijail Bajtín que define al lenguaje literario como un género discursivo secundario que se nutre del lenguaje corriente, de la comunicación primaria, la de la calle, del cotidiano, necesitamos más y más Cometierra en las aulas. El peligro más radical lo representan lxs lectorxs, que en su lectura reescribe la obra literaria desde su contexto estableciendo analogías. Ya nos advertía Roland Barthes en su apartado Escribir la lectura, que la literalidad del texto no responde a reglas anárquicas sino a una lógica milenaria de la narración, de una forma simbólica que nos constituye antes aún de nuestro nacimiento, en una palabra, de ese inmenso espacio cultural del que nuestra persona (lector o autor) no es más que un episodio. Barthes, El susurro del lenguaje (1987)

Cecilia VILLAFUERTE, Textos textiles. (El agua es más valiosa que el oro). Textil bordado a mano. 25 x 25cm. 2021. Fotografía: Fausto Verón

Los censores del lenguaje que afilaban sus tijeras estos últimos años bajo la exigencia de inclusividad, término del que no pudieron apropiarse, que exigían la enseñanza del lenguaje de señas, que se manifestaban contra el lenguaje inclusivo y arremetían contra cualquier dudosa transgresión de la Real Academia Española, que pretenden aniquilar las diversidades e identidades lingüísticas y condena a trabajadorxs de la educación como precursorxs de la ideología de género en las aulas, hoy alimentan los discursos de censura, bajo una forma visible, concreta y organizada: Las fuerzas del cielo, agrupación libertaria antifeminista, liderada por influencers libertarios, una pretendida contracara de La Cámpora. En este panorama, artistxs, críticxs, intelectualxs, docentxs, son perseguidxs por una ideología que pretende separar “buenos y malos” en una fantasía cinematográfica de superhéroes estadounidenses, a los que la pornografía y los discursos de odio han cimentado sus discursos, propagados por los Medios Masivos de Comunicación, Redes Sociales y demás alternativas de la web.

 

La lectura colectiva, un acto de resistencia.

Más de cien escritores argentinos se han pronunciado en la lectura pública y colectiva de Cometierra, en apoyo a Dolores Reyes, en el Teatro Picadero, organizado por Claudia Piñeiro, María Laura Pérez Gras, Ana Laura Pérez, y Cinthia Edul. Con la presencia de estudiantxs secundarixs, familias y niñxs. Repudio a las medidas de censura y persecución del gobierno reaccionario que en desconocimiento de las obras artísticas ha descalificado a Cometierra y ha advertido represalias hacia lxs docentxs que la propongan. Porque el arte es peligroso en las aulas, transforma, despierta y abre cuestionamientos. Seleccionar la obra literaria a leer es una decisión política cuando lxs docentxs escribimos las planificaciones. Algunxs darán Juan Salvador Gaviota o libros de autoayuda en el aula, con el objetivo de la accesibilidad del lenguaje que ellxs mismxs han comprendido. No se cuestionarán contextos ni se adaptarán a leyes de protección al estudiante como sujetx de derecho. Así tenemos aulas vacías de lectura porque no se ha enseñado a leer poesía ni metáfora ni ficción, por lo contrario, se ha castigado con la exposición de lectura ante lxs compañerxs y se ha desaprobado por su alfabetización incipiente en proceso. Otros docentxs, en cambio, han trabajado en soledad y silencio.

 

En algún lugar de Tucumán, de cuyo nombre sí quiero acordarme.

Hace once años soy profesora de Lengua en una escuela rural ubicada al este de la provincia, en Leales. El camino establece el límite con Santiago del Estero, rodeada de latifundios de soja. Es un camino alternativo a Las Termas del Río Hondo, Las Vegas argentina, sin peajes ni controles, un camino polvo y piedras que rompe los transportes particulares, sólo camionetas pueden atravesarlo. Pasan días sin luz y cuando ésta se corta, no funcionan las bombas de agua que abastecen el lugar. La mayor parte de lxs estudiantxs provienen de Mujer Muerta, localidad sin plazas, ni clubes, sin comisarías. Este año hemos investigado quién fue la Mujer Muerta, en entrevistas a las ancianas, búsqueda de datos en el cementerio y llegamos al Archivo Histórico de la Provincia. El femicidio atroz de ahorcar a una joven embarazada, dejarla colgada bajo un algarrobo y su borramiento de identidad nos ha llevado a dos preguntas: ¿era un espectáculo patriarcal de advertencia? ¿La comunidad la había condenado? Sea como fuere, han adoptado con orgullo el nombre y a quienes no vivimos allí nos han dado una señal de identidad. De aquí vinimos, de aquí somos, así nos conocen, de aquí son nuestrxs abuelxs y sus padrxs.

Han leído con atención las noticias policiales sobre violencia patriarcal. Hemos incursionado en el Género Policial. La lectura de literatura tiene dos fases: la primera, colectiva, en voz alta, dirigida por un lector experto que conoce el texto, el docentx. La segunda, en silencio, praxis interna, en otro lugar que no es precisamente la escuela. Es a lo que la escuela debe apuntar: la necesidad de que regresen a esa lectura con mayor atención, en la intimidad, inculcar el deseo. Para ello, lxs docentxs tenemos grandes desafíos, el de generar el deseo a lxs adolescentxs y con ello la necesidad de desarmar el texto con preguntas, comparaciones con su entorno, con su realidad sin olvidar que la literatura es un hecho creativo.

Cometierra es para las escuelas norteñas, un relato urgente.

Al final de la exposición de lxs chicxs, se ha acercado una joven, la más rebelde, se ha quedado leyendo detenidamente los afiches, las imágenes. “Esto sí está bueno profesora” me ha dicho con su acento santiagueño. Su frase es el comienzo y la finalidad de mi compromiso. Con eso me basta.

 

 


María Dolores Guerra
(Tucumán, 1981) Es profesora en Letras, Facultad de Filosofía y Letras UNT, Profesora de Lengua y Literatura y Tutora. Nivel Secundario Modalidad Educación Rural (2011 a la actualidad), profesora de Lengua y Literatura Modalidad Jóvenes y Adultos (2011 a la actualidad) y coordinadora de Proyectos De Lectura y escritura creativa en el aula: Leer o reventar. (2018 a la actualidad), Relatos identitarios y santos profanos (2024), Tras los pasos perdidos de Mujer Muerta (2024) y Una de cal, una de arena, Literatura travesti (2022)

Imagen de portada: Cecilia VILLAFUERTE, Revolución (de la serie Banderas). Textil de patchwork bordado a mano. 167 x 80 cm. 2024. Fotografía de Aníbal Aparicio.


Cecilia Villafuerte
 (1981) nació en San Miguel de Tucumán donde vive y desarrolla su práctica como artista visual. Realizó sus estudios en la Escuela Bellas Artes, en la Facultad de Artes de la UNT y en los talleres de formación de la EAO bajo la dirección de Alejandra Mizrahi y Milagro Tejerina, Ana Teitelbaum, Andrei Fernández, Guido Yanito, Nilda Rosemberg, Horacio Zabala, entre otros. En Tamañoficio, es asesora técnica de otras artistas y gestora de talleres creativos en torno al textil y la ecología. Pertenece a la Colectiva “La Lola Mora, Trabajadoras de las Artes de Tucumán” en cuyo contexto realiza acciones artísticas poéticas y políticas en la vía pública. Fundó el dúo performativo “Greco-Flash”, junto a Esteban Zelarayán y forma parte del staff de artistas de Fulana, Galería. Obtuvo la beca a la creación del FNA, el Fondo universitario “Impulsar Cultura” de la UNT. Recibió el 3er premio adquisición en el XXII Salón de arte contemporáneo del Bicentenario del MUNT y obtuvo una mención del jurado en el IV° Salón de Artes de la UNT. Invitada por “Linde contemporánea” participó de la primera edición de FAS y como artista expositora en Arteba 2024, convocada por “Fulana galería”. Entre 2021 y 2024 realizó cuatro muestras individuales y participó en salones nacionales, múltiples muestras colectivas, nacionales e internacionales. Contacto: @ceci.villafuerte y @fulana.galeria