Versos en cuarentena
I. Cancelada
Se cancelaron dos o tres eventos
Que esperábamos hace un montón.
No vamos a vernos entre la gente
No vamos a tener tos pero tampoco un beso
Ni siquiera vamos a poder adivinarnos
Con media cara tapada con un barbijo
Como en esas escenas inverosímiles
Del superhéroe que tiene la mitad de la cara descubierta
Y nadie sabe quién es.
Por motivos que son de público conocimiento
He decidido yo también cancelar
(porque más vale prevenir que lamentar)
Ciertas obligaciones y encuentros indeseados,
Visitas al odontólogo, trámites postergados,
La toma de algunas decisiones,
Los pedidos por antojo
Y el plan de mierda del teléfono.
Y cancelar, de paso
Y retroactivamente,
La estupidez que dije esa vez,
La tarde entera en que nos vimos por última vez
(para que fuera otra, y más feliz, la última)
Y los vasos que ya habían estado de más.
Y cerrarme por precaución
Y abastecerme de lo que haga falta
para sobrevivir.
Por motivos que ya todos conocen
Me veo obligada a cancelarme
Hasta previo aviso
Cuando pase el virus,
La nostalgia
Y esta total falta
De inspiración.
II. Encerrada
Ahora que ya no puedo irme de acá
donde vivís sin que estén tus cosas
donde colgás de las paredes
y hay libros con tu firma
en la primera página
Ahora que hay que convivir con los fantasmas
pero en lo posible a metro y medio de distancia
tendremos que hacer las paces
decirte de verdad ‘cuidate’
y no dejar que me contagie
ni la pandemia ni el silencio
que también se me pega a la garganta
y me hace toser.
Ahora tendré que acostumbrarme
a que adentro mío es adentro de mi casa,
a saber de vos menos que antes
y más que siempre del mundo,
y que no haya una calle llena de gente
donde esconderme
con más alcohol que sangre
de las cosas que me encuentro en mi cama
de tus dedos en la tierra
de una de las macetitas del balcón
del shampoo que yo no uso
y se quedó a la mitad.
Ahora para resguardarme de algo peor,
de algo mundial,
tengo que mezclarme de la mañana a la noche
de los pelos del gato y preguntarme
mientras me lavo mal las manos
en qué encierro andarás
cuánto de esta cuarentena te cuida
y si no te pasa también
que esta tristeza inesperada
te hace acordar
a cuando nos peleábamos de noche
por teléfono
y no sabíamos qué sería
al otro día.
III. El barrio encuarentenado
El barrio sur sigue casi como lo dejé
No me extrañan la plaza ni los almacenes
ni el bar de la esquina ni la esquina
donde suelo esperar a que llegues tarde.
No se han dado cuenta los adoquines de la calle
como mucha gente todavía
de que se puso jodido el mundo
de que pasamos de la cama al living
y del miedo a la calma
y a la cama
después de encontrarnos en las pantallas
de escribirnos entre memes y cables
entre canciones en pantuflas
y letras con café y encierro.
Mientras sigue afuera mi barrio
con los pendientes y los naranjos
y los boludos que están de vuelta
y el verdulero que atiende detrás de la reja
y mi abuela mirando desde el balcón,
aquí adentro suena música y cada tanto
en los noticieros salen esos mandatarios
que siempre la tienen más grande
que siempre prefirieron las guerras a los hospitales
mandando bajar las persianas
y hacer caso.
Afuera sigue mi barrio,
el barrio sur del mundo enfermo,
esperándome
en la esquina
donde solés llegar tarde.
Ilustración: Patricio Corvalán | Diseñador Industrial, ilustrador.